«Uno no visita RPD Corea para ir a pasar unas vacaciones de relax«

Aparte del cine, de los cómics y de escribir sobre ambas cosas, una de mis pasiones es viajar (de hecho, escribo estas líneas cuando acabo de regresar de un tour por Andalucía y me dirijo a otro paseo de tres días por las afueras de Madrid…), pasión que siempre combino con mi obsesión por la fotografía (aquí es donde podría comenzar a haceros spam de mi perfil de Instagram). Me vuelve loco inmortalizar, en cada escapada o en cada viaje de negocios, momentos, paisajes y escenas que nos inviten a viajar o que nos cuenten una historia del lugar en el que me encuentro. Sin embargo, la principal razón para viajar no es esa (al menos no para mí), sino la sensación de que uno vuelve de cada viaje un poquito más sabio, o por lo menos un poquito menos tonto.

No fue hasta que no visité los Estados Unidos y conviví con su gente que me di cuenta del porqué de muchas de las cosas que el cine y la televisión nos han estado vendiendo durante los últimos treinta y tantos años. No fue hasta que no pisé La Valeta que me di cuenta de la razón tras la actitud de Malta que nos presenta el telenoticias cada tarde. Estos momentos de claridad no te los puede dar ningún libro ni ningún documental: has de vivirlos. Y son tan enriquecedores que valen por sí mismos para justificar trayectos de miles de kilómetros a través de continentes y océanos.

«Escribo estas líneas en el Pyongyang Hotel, en pleno corazón de la capital de Corea del Norte«

Hará cosa de un año, Marc Bernabé fue a Corea del Norte y al regresar fue desgranando su viaje (día a día) en su perfil de las redes sociales. Recuerdo haber comenzado a leer sus textos estando yo de viaje por el sur de España y levantarme cada mañana esperando ansioso una nueva entrega de sus aventuras a través del país que todos hemos aprendido a «temer y odiar» por obra y gracia del cine y la televisión. Disfruté enormemente con cada una de las entradas que se publicaron, textos cercanos y con un tono lo más objetivo posible que nos permitían a sus seguidores echar un vistazo furtivo al país del que menos sabemos con certeza (y más en base a suposiciones) del mundo. Hubo una consideración, sin embargo, que caló en mi interior más hondo que el resto de lo que Marc publicó a lo largo de esos días y fue el hecho de que uno no viajaba a Corea a relajarse y (sobre todo) que tampoco lo hacía para ver respondidas todas sus preguntas, sino que lo hacía para aprender y para poder plantearse un millar nuevo de preguntas propias.

Corea del Norte: Puerta Abierta al País más Enigmático del Mundo

Este mismo espíritu se recoge en Corea del Norte: Puerta Abierta al País más Enigmático del Mundo. El libro publicado por Norma Editorial no pretende dar respuesta a todas nuestras incógnitas, sino ayudarnos a conocer mejor a este hermético país para ‘picar’ nuestro gusanillo e invitarnos a investigar más sobre él (bien a través de la abundante documentación que existe o emulando al propio autor de esta obra). El mismo carácter cercano y la misma facilidad de lectura que encontramos en el muro de Facebook del traductor de muchos de los mangas que hemos leído se ven reproducidos en una obra que no sólo recoge ese viaje, sino también una segunda ‘incursión’ del autor en abril de este año. Sin convertir el libro en una suerte de ensayo enciclopédico sobre Corea del Norte, Marc Bernabé aglutina en esta estupenda producción datos, historia y experiencias personales para que podamos hacernos una idea lo más aproximada posible de lo que supone viajar hasta allí. Dicho de otro modo, esta obra no es (ni lo pretende) un estudio profundo sobre el vecino misterioso de Japón, sino que trata de convencernos de que la mejor manera de comenzar a comprender su manera de ser y actuar pasa por conocerlo y (de ser posible) tratar de viajar hasta allí.

A mí, al menos, me ha convencido para dejar la cámara en casa y emprender un viaje al otro confín del globo terráqueo.