Uno de los aspectos más destacados de Valiant Comics y que la editorial Medusa (poseedora de sus derechos en nuestro país) mejor está sabiendo explotar es su ferviente apuesta por las miniseries e historias -hasta cierto punto- independientes de sus personajes. Por una parte consiguen tentar al lector casual y, por otra, no saturar a sus seguidores con arcos argumentales o series inacabables. Esta apuesta más o menos generalizada (hay notables excepciones como Faith o Bloodshot) le da una enorme flexibilidad con la que no cuentan, por ejemplo, poderosas editoriales como Marvel o DC. Y es ahí, donde Valiant (y Medusa en España) han sabido hacerse su propio espacio.

«Algunos hombres no entienden que la palabra para ‘mujer que debe ser respetada y temida’ es simplemente, ‘mujer’«

En esta línea se sitúa La reina olvidada, escrita por Tini Howard (a quien estamos leyendo también en la miniserie Marvel dedicada a Bêlit) e ilustrada por Amilcar Pinna. La aventura, que se desarrolla a caballo entre la era del imperio mongol y la actualidad, sigue los pasos de Vexana, una misteriosa mujer capaz de doblegar naciones enteras sin inmutarse. La autora maneja muy bien la narración intercalada en dos tiempos y escenarios tan diferentes entre sí, estableciendo un tono para cada uno de ellos. Así, mientras que la narración en el presente toma forma a partir del thriller de terror, la que viaja desde el pasado se sumerge de lleno en la aventura y la fantasía heroica.

Tanto el carácter como las motivaciones de la protagonista están bien definidas, al igual que el mundo en el que se desarrolla su historia. De partida no hay elementos que nos puedan resultar extraños como lectores, es decir, no hay conexiones aparentes con otros personajes o relatos del universo Valiant, y de haberlos pasan desapercibidos para el lector casual. Más adelante, sin embargo, llegados al ecuador del tomo, estas conexiones empiezan a hacer acto de presencia, condicionando el desarrollo posterior de Vexana. La parte positiva, para el fandom de Valiant, es que automáticamente la protagonista queda insertada en la cronología de su universo como pieza importante. La parte negativa, para quienes busquen una historia autónoma, es que la independencia de la misma se desvanece con rapidez.

El problema a este respecto es que a Howard le ha faltado habilidad para hacer una transición natural. Una revelación casual al final del tercer capítulo cambia por completo la perspectiva de lo leído hasta el momento y fuerza una cadena de nuevas revelaciones que desajustan el ritmo de la obra a partir de ese momento, a riesgo además de perder lectores por el camino, que de repente se encuentran faltos de información. Este desajuste se traslada también a la propia narración (en su vertiente formal), pues en algunas páginas da la sensación de faltar viñetas o diálogos que justifiquen determinadas reacciones y cambios de parecer de Vexana y demás personajes. No solo eso, sino que provoca un desenlace (cuando ya Howard se ha abandonado a la fiebre de resolver cada giro de guion con otro más grande) abrupto. Provoca un cliffhanger tan seco, sin margen de maniobra que, tratándose de una miniserie cerrada, tiene poco sentido; y deja la apariencia de obra inconclusa.

Un capítulo más para atemperar y poder explicar y contextualizar se antojaba si no necesario, sí muy recomendable para dar un cierre digno a una lectura y un personaje con mucho potencial. Sea como fuere, Vexana está llamada a ser una parte importante del presente y futuro de Valiant Comics.