Penúltima entrega de las aventuras de Betsy Braddock y sus caballeros en Otromundo publicadas por Panini Cómics. Tini Howard pisa el acelerador ¡y de qué manera! para enfilar el que será el capítulo final de la sorprendentemente breve segunda temporada de su Excalibur. Esta vez Marvel Comics no ha tenido paciencia.

«Tu deseo se ha hecho realidad, Capitana Britania«

Es una lástima, porque la aventura tenía todos los mimbres para convertirse en un gran relato de corte fantástico apelando a los tropos clásicos del género de espada y brujería, pero adaptado a los modos marvelitas. Y algo de eso de eso se ha ido apuntando en los tres números anteriores y en este que nos ocupa, que lleva a los krakoanos a enfrentarse consigo mismos para perecer o salir fortalecidos. Pero sin tiempo ni espacio no quedan más que las intenciones.

El pregonado viaje individual de cada uno de los caballeros se reduce a una página por cada uno (a veces ni eso) y la liturgia que se venía creando alrededor del Lugar Peligroso tampoco llega a concretarse. Howard y Bob Quinn tienen que recortar aquí y allá para condensar el épico viaje en unas pocas páginas, lo que resulta en un ritmo atropellado… y a una de las viñetas que más tiempo llevábamos esperando. Una de cal y otra de arena.

Es una pena que Marvel haya decidido cortar la cabecera y que esta vaya a morir en la orilla. Grandes ideas y un enorme mundo por recorrer que ya solo podremos imaginar. Con todo, la lectura sigue resultando muy amena. La pareja creativa va al grano (no tienen tiempo que perder) y la trama avanza a una velocidad endiablada. Como proyecto, Caballeros de X nos deja con la miel en los labios, pero aún le queda una última carta por jugar. ¿Cómo acabará la guerra entre Merlín y los mutantes?