«Adoraba cómo sus historias ponían una sonrisa en la cara de su madre«

Ya está aquí uno de los tomos más intensos, sentimentales, tristes, agridulces y bonitos de todo Undead Unluck. Un tomo que hace que mi admiración por esta serie se torne en cariño y que la misma ascienda a las alturas de mis series favoritas del shonen contemporáneo. Yoshifumi Tozuka nos presentó en el número anterior a Akira Kuno, un negacionista con un artefacto que tanto Andy como Fûko necesitan para poder progresar en la evolución de sus poderes y con un poder, a su vez, que se demuestra en este tomo como la peor de las maldiciones. Tozuka nos presenta a un personaje trágico al que no tenemos más remedio que adorar, con una sonrisa perenne que nos hace empatizar aún más con su situación y con un carácter heroico que se demuestra con unos capítulos que nos dejan sin aliento.

Soy así de vehemente con Undead Unluck porque creo que es justo reconocer en esta serie, más allá de lo complicado de las batallas entre negacionistas y el par de bandazos que pudiera haber dado su trama en los primeros volúmenes, un intento valiente por mostrarnos cosas diferentes. Lo he dicho anteriormente con colecciones como Guardianes de la Noche (y ya veréis como se las gasta Héroe Fugitivo, lo nuevo del autor de Assassination Classroom, cuando llegue a España en febrero), pero lo repito: existe ahora una nueva hornada de autores para los que la etapa de los grandes héroes shonen del estilo de Goku, Naruto o Luffy ha servido de inspiración, pero que no quieren parecerse a ella nada más que en la cantidad de éxitos cosechados. El manga de Koyoharu Gotouge nos contaba una historia coral y el de Tozuka, aparte de ello, desarrolla de manera superlativa personajes cuyo papel puede ser secundario, pero siempre es esencial. Resulta extremadamente fácil encontrar por la red a fans hasta del personaje más peregrino de la serie y esto es porque cada uno de ellos cuenta y cada historia merece la pena ser contada.

«Dejo el resto en vuestras manos, mis maravillosos héroes«

Y, de entre todos ellos, el personaje de Anno Un (tratando de imitar la sonoridad de ‘Unknown‘) es el que a mí me llega a la patata. Un chaval condenado a, prácticamente, la inexistencia que desborda positivismo y, sobre todo, esperanza y que, siendo él ejemplo de vida y entrega, no duda en tildar a nuestros protagonistas como sus héroes, los que siempre le han inspirado y por los que llegaría a dar su propia vida. El sacrificio que contemplamos en este tomo tendrá su reflejo en lo que queda de serie, pero por lo pronto ya es un revulsivo bestial para los personajes que entran en contacto con él. El mayor poder en Undead Unluck es el del amor y el cariño por el prójimo y este personaje es capaz de expresarlo en su plenitud.

Undead Unluck #6

Todo esto lo califica a mis ojos como el mayor héroe de todos los que vemos en este cómic. Tanto es así que Tozuka, cuando ha tenido ocasión de recuperarlo, no ha podido desarrollar más una historia que ya es perfecta y a la que sólo le quedaba un cierre que es lo que el autor ha escrito hace pocos meses en la publicación original en Japón. Para cualquier manga los tres primeros tomos son críticos y entiendo que quienes habéis llegado hasta aquí ya nos acompañaréis hasta el final (seis tomos solamente en la estantería quedan sosos), pero lo cierto es que Undead Unluck #6 es el arma definitiva para engancharse a la serie que publica Panini en nuestro país.