«Dame las órdenes… jefa«
Uno más para la saca y nos quedan entonces seis volúmenes para llegar al tomo veintisiete, que marcará el final de Undead Unluck (el manga terminó el pasado mes de enero en Japón). Y la cosa, como no podía ser de otro modo, se va poniendo calentita (nunca mejor dicho) con un tomo que remata el nuevo arco de RIP, Latla y Leila con un regreso que no es tal, pero que nos pone los pelos como escarpias y con una boda que se salta todas las convenciones porque, qué duda nos queda a estas alturas, este es un manga que rompe con las reglas establecidas por principios, porque está en su ADN y en el de Yoshifumi Tozuka, su autor. De ahí saltaremos directamente a un nuevo arco muy cortito para volvernos a presentar a Enjin, el negacionista Incombustible, y de ahí a una aventura que, ahora ya sí, nos pone en la pista que lleva hacia el final definitivo.
Me gusta lo que hace Tozuka con el arco de Sick porque no es que sea necesario para la trama (bueno, un poquito jo*idos sí que se les ve a los protagonistas), pero sirve para descolocarnos por completo y para que la buena de Fûko por un instante pierda la compostura que ha ido ganando durante la segunda mitad de esta colección que edita en España Panini. Es sólo una viñeta, pero es tan tierna y bonita que a más de uno nos habrá arrancado unas agridulces lagrimillas por la anticipación de un momento que no termina de producirse y con el que el autor está jugando con bastante habilidad (y un poquito de mala baba).
«¿En serio está vivo?«
Lo más potente de este tomo se juega en su primera mitad, puesto que es ahí donde se reparten las bofetadas y es donde, después de la aparición de Sick, un personaje que no había hecho acto de presencia en el bucle anterior, pero que destila poder por los cuatro costados y pone por primera vez en jaque al grupo de Fûko desde que se produjo el anterior apocalipsis, conocemos por fin a las diez reglas absolutas, los enemigos a batir que se van a interponer en esta ocasión entre nuestros protagonistas y los seres todopoderosos que crearon el mundo para luego someterlo a un ciclo infinito de muertes y resurrecciones que impiden que la humanidad avance.

Undead Unluck #21
Sin embargo es en la segunda parte de este número cuando las cosas se ponen más tiernas. Primero, porque la manera de reclutar de nuevo al Incombustible no podía ser más simple, divertida y cariñosa. Y después, porque llegamos a un momento en el que -flipadas físicas aparte- volvemos a ser testigos del grado de conexión y amor que hay entre Andy y Fûko (¡basta ya de ponernos los dientes largos Tozuka!). Y es justo en este momento en el que el autor aprovecha para echar un vistazo hacia el futuro de la colección, con los ojos ya claramente puestos en la resolución de la historia.
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