«Cuando nos graduemos ya no volveré a verlos…«

 

Veinte tomos, que se dice rápido, llevamos ya de negacionistas, críptidos, artefactos y misiones imposibles. Corría mayo de 2020, vivíamos atrapados en nuestras casas y yo os hablaba de un tipo que no podía morir y de una chica que traía mala suerte a todo aquel con quien entraba en contacto. Y ahora, cinco años después, con Fûko como líder de equipo y con Andy desaparecido desde que entramos en el bucle definitivo para la supervivencia o la eliminación de la humanidad, nos encontramos con un manga que funciona a la perfección dentro del nicho de lectores que lo seguimos con extrema fidelidad, mientras esperamos a que Disney+, aunque pase olímpicamente de doblar su anime, sí al menos nos traiga a finales de este año el capítulo de una hora en el que se contará el enfrentamiento contra la criatura Winter y, esperemos, se pueda anunciar la llegada de la segunda temporada para 2026.

 

En Undead Unluck #20 nos encontramos con el desenlace de la nueva saga de Chikara. Y esto tiene más miga de lo que podría parecer a primera vista. En el anterior bucle, la incorporación de Inmóvil fue (aparte de la primera persona reclutada por Fûko) prácticamente una decisión tomada entre la espada y la pared. Y es que al pobre chaval no le quedó más remedio que irse con la gente de Unión para no acabar como una herramienta de Under o, peor, en el fondo del mar. Ahora nuestra protagonista, que además aprovecha para disfrutar toda una vida de instituto que no pudo saborear en su vida original, decide ahorrarle a Chikara la aventura llena de peligros que no tuvo más remedio que escoger en su vida pasada para cambiarla por un futuro en torno a la fotografía con unos padres que nunca llegaron a fallecer por culpa del poder del chico.

 

«Ahora catarás el poder de las reglas absolutas elegidas por el creador«

 

Esto, sin embargo, coloca sobre los hombros del personaje la decisión sobre qué camino escoger. Y esta libertad de elección influirá en la manera en que Chikara interprete el límite y la manera de funcionar de sus poderes, como ya iremos viendo más adelante. La nueva oportunidad que se le ofrece hace que el alma de este chico pueda alcanzar nuevas cotas y, de algún modo, esto va a inspirar al resto de sus compañeros. Me quedo, además, con lo que nos dice Yoshifumi Tozuka al principio del tomo que publica Panini sobre el amigo de Chikara el el instituto y la conexión que establece con su propia adolescencia. Pocas veces observamos tanta ternura y agradecimiento en las solapas de uno de nuestros mangas. De verdad que me ha conmovido.

 

 

Cerramos este tomo con la que viene a tratar de ser una triple incorporación: la de Latla, Rip y Leila. El trío (nunca mejor dicho) protagonizaba una de las historias más trágicas y duras del bucle anterior, con uno de sus personajes muerto antes siquiera de que pudiéramos conocerlo y con Rip en un viaje autodestructivo que tenía por final un enfrentamiento triste y atroz con un Andy que trataba de recuperar el alma de Fûko antes de que ésta se terminara de desligar de su cuerpo. Ahora la batalla sube de nivel con la participación de una de las reglas absolutas, un enemigo terriblemente poderoso que precisará de la participación de toda clase de personajes para lograr derrotarlo. Pero eso será a la vuelta del verano. Mientras tanto, ¡a disfrutar del calor!