«No perseguimos la fuerza individual, sino que nos ayudamos unos a otros«

Es casi de cultura general que los mangakas (con raras excepciones) son gente bastante reservada cuya vida privada (y a veces hasta su aspecto) raras veces trasciende más allá de momentos muy concretos. De Yoshifumi Tozuka apenas sabemos que nació en la prefectura de Saitama, que le gusta el curry, que su manga favorito es Hunter x Hunter y cuatro nimiedades más. Sin embargo nos falta conocer qué es lo que mueve a un artista como éste a escribir una historia que es puro drama hasta el tomo quince (lo que podría bien ser la mitad de la serie) para luego convertirse en un manga de aventuras (ahí se le ve la influencia de su manga favorito) repleto de luz y de esperanza. Tozuka nos ha estado vendiendo las tristes historias de los negacionistas durante más de un centenar de capítulos para luego ponerse a salvar sus vidas y sus almas durante lo que queda de serie (que, por cierto, va camino de su fin en Japón). Esto nos habla de un mangaka volcado con la esperanza, de una persona que ha conocido tiempos muy difíciles y que, una vez los ha superado, se ha dado cuenta de lo necesitados que estamos en esos momentos todos de que alguien nos diga que todo puede salir bien, que hay gente que se preocupa por nosotros.

Durante gran parte de la serie Fûko fue viajando con Andy casi como si de un fardo se tratara, incapaz de luchar y casi como si simplemente sirviese como un mero artefacto para potenciar (o aprovechar) los poderes del Inmortal. De ahí saltamos a unas últimas sagas antes del ‘reseteo’ de la serie en las que, sin necesidad de demostrar grandes dotes para la lucha, la que es hoy por hoy la verdadera protagonista de este manga se convirtió en el centro de la serie con enfrentamientos como aquel maravilloso (y triste) duelo con la criatura Spring. Esto también nos habla del autor de Undead Unluck, de su visión del shonen, de sus protagonistas y de cómo entiende que pueden resolverse los conflictos más allá de las coloridas peleas entre tipos con músculos hasta debajo de las orejas.

«Las habilidades de los negacionistas pertenecen al alma de la persona«

Pero también (una vez más) nos habla de esta nueva era en el manga en la que los términos shonen, shojo o seinen se confunden cada vez más, en la que los grandes protagonistas ultracarismáticos y mega-poderosos han dado paso a grupos con protagonismo coral (pasándose del ‘yo’ al ‘nosotros’ de una forma completamente natural) y en la que los personajes femeninos abandonan definitivamente el segundo plano en el que estuvieran décadas atrás (con ejemplos como Dragon Ball, sin ir más lejos) para convertirse en auténticas heroínas con sus virtudes y defectos, sus dramas, su crecimiento y sus más que naturales legiones de fans. Pasa lo mismo con uno de los mangas que arrasa ahora mismo (gracias a su salto al anime): en Dandadan tenemos también a un protagonismo coral (aunque el plan original de su autor fue que la protagonista fuera Momo) en el que da cada vez más igual el sexo o la orientación de los personajes, porque es la química entre ellos y la historia a la que se ven arrastrados lo que de verdad interesa a los lectores.

Undead Unluck #18

Nunca había habido tanta diversidad dentro del cómic japonés y creo firmemente que tenemos bastante suerte de vivir este momento del manga. Por un lado nunca la oferta había sido tan amplia, pero por otro lado estamos en una época de grandes cambios y evolución que es muy bonito vivir desde dentro y que nos va a dar, a la larga, una visión mucho más amplia de cómo eran y cómo son las cosas para el mundo dela viñeta nipona.