El bueno del Doctor Muerte parece estar de gira diplomática en los últimos tiempos, pues a sus recientes visitas a SWORD y Guardianes de la Galaxia, se suma ahora su excursión al rincón mágico de Excalibur para mantener un encuentro con la Capitana Britania y sus compañeros. El número #19 de la colección publicada por Panini Cómics si bien echa el freno respecto al desarrollo de los acontecimientos de los últimos meses, aporta interesantes matices al contexto y abre caminos que seguramente sean explorados a medio plazo, una vez acabe la temporada actual e Inferno haya reestructurado la franquicia.
«Busco algo que ha pasado por tu mercado«
Excalibur #19 no abandona la actualidad de la colección, pero en cierto sentido puede tomarse como una historia independiente, con su principio y su final recogidos en las mismas páginas. Muerte visita a Betsy Braddock y los suyos porque necesita usar el portal krakoano que conecta La Tierra con Otromundo, donde se esconde algo que precisa. Y aunque quisiéramos, pocos detalles más podemos dar. Ya sabéis lo críptico que es el monarca latveriano cuando se trata de expresar en voz alta sus planes o intenciones. Así, a regañadientes y sin tener muy claro el objetivo final, la Capitana decide hacer de escolta al villano por Otromundo.
Tini Howard y Marcus To trabajan el relato que nos ocupa de tal forma que no se sienta como un mero capítulo de transición dejando caer pistas aquí y allá de argumentos venideros y de los problemas más acuciantes que inquietan el sueño a la líder de Excalibur, ya sea a través de los diálogos de la guionista o a través de las composiciones del dibujante (mención especial merece la página que abre el número, que condensa todos los frentes que tiene abiertos la Capitana en estos momentos).
Viviendo siempre a caballo entre las artes místicas y la ciencia, Muerte no es un extraño en un escenario como el de Excalibur, aunque precisa de la guía de Braddock para «sobrevivir» a las peculiaridades de Otromundo. La fricción entre la paciencia casi infinita de la mutante y la temperamental impaciencia del déspota da lugar a algunas situaciones muy divertidas y que, al mismo tiempo, definen muy bien a ambos personajes. Sería interesante ver cómo trabaja Howard a Muerte con tiempo y espacio, y no solo como invitado. Como interesante es también imaginar las posibilidades que abre la guionista con las revelaciones que hace en torno a Meggan y el círculo íntimo del «desaparecido» Arturo, rey legítimo de Avalon.
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