«Repetídmelo: ¿Qué es lo que estáis haciendo aquí?«

Bueno, bueno, bueno… Cuando ya había abandonado toda esperanza con esta serie. Cuando ya me había rendido a una trama predecible y cansina. Va Vita Ayala y da un golpe de timón para devolver el barco al rumbo con el que la colección había partido y que se había ido perdiendo con el paso de las entregas. Cuando ya daba por sentado que nos quedaríamos sin el personaje de Gabby y cuando no podía esperar otra cosa que un error terrible por parte de los nuevos bebés-X, va la guionista y cambia las tornas en el último suspiro, logrando que la serie no se vaya por el desagüe y que no se incurra en ninguna barbaridad que fastidie la continuidad que ha construido Jonathan Hickman en Krakoa. Un alivio y gusto que, sin embargo, llega un poco tarde y nos ha obligado a ‘sufrir’ un tramo central dentro de esta saga insulso e incluso deprimente.

Pero quedémonos con las buenas noticias. Ayala vuelve a darle importancia a la tarea de formación y educación de los que una vez fueran novatos sobre los actuales críos de Krakoa a través de dos arcos muy distintos. Por un lado seguimos con toda esta saga del Rey Sombra y por el otro nos trasladamos a la Luna en busca de nuevos desafíos para los mutantes. En este último escenario se nos muestra la siguiente etapa dentro de un argumento que se planteó hace eones y que parecía haber caído en el olvido (pobre Nydo, nadie le ha vuelto a tratar como se merece desde la salida de las cabeceras mutantes de Jason Aaron). Pero lo que de verdad importa sucede dentro de los confines de la isla mutante.

«Te mereces estar a salvo y ser feliz«

Porque la guionista se atreve a hacer algo que me ha hecho mucha ilusión. Se atreve a plantear una trama en la que, por una vez, no todas las cosas que podían salir mal van y acontecen de la peor manera posible. Esta entrega nos permite disfrutar de un momento que redime a Loba Venenosa y a los díscolos amigos de Exploradora a la vez que define y clarifica al verdadero enemigo de toda esta saga (que, por supuesto, es Farouk). Lo que se avecina en el horizonte (aparte de la tenebrosa saga de Inferno) puede ser mucho más positivo y ayudar a desarrollar a personajes aún muy verdes ahora que los maestros han aceptado su vitola de ejemplo para los chavales y estos últimos comienzan a respetar de verdad a sus mayores.

Nuevos Mutantes #18: Reinado de X

Esto va a servir para que, por lo menos, Vita Ayala disfrute de una segunda saga al frente de los Nuevos Mutantes. Dependerá enteramente de lo que nos cuente a partir de ahora que el sentimiento general en torno a esta serie sea positivo. Porque de momento Nuevos Mutantes ha sido muy irregular. Me sorprende que esta serie haya deambulado tanto sin rumbo mientras que una por la que nunca me atreví a apostar (no hay reseñas suyas en La Noche Americana, lo siento) haya terminado funcionando como un reloj. Me refiero a los Infernales de Zeb Wells, una cachondada que he leído entera y que comenzó sin apenas hacer ruido, pero que es de las que mejor salud tiene actualmente (aunque su final esté a la vuelta de la esquina).