«¿Qué tal será en la cama? Ya tiene una edad«

 

La Viagra, nombre comercial que le dio Pfizer al sidenafilo, se aprobó para uso y comercialización en 1998. Hasta entonces eran miles los afrodisíacos y remedios tradicionales (así como drogas más ilegales) que probaban aquellos que padecían la disfunción eréctil. A mí, personalmente, la salida al mercado de este medicamento me pilló en plena adolescencia, así que recuerdo mucho más las bromas, el cachondeo y parodias tan hermosas como aquel Infierno Azul que nos trajo Comedy Central. Lo que nunca pensé es que un día leería un thriller mucho más serio y sombrío al calor de estas pildoritas azules y todo lo que mueven más allá de lo obvio y mundano. Ahora Norma Editorial trae a España Jumbo Max, de Tsutomu Akahashi, y con este manga llega a nuestras librerías algo que puede que nos recuerde a Breaking Bad, pero que ha pasado por el tamiz de lo retorcidos que pueden llegar a ser los nipones.

 

Tateo Sone (parte de su nombre, en japonés, puede leerse como ‘levantarse pene’) no ha tenido una sola erección en sus 53 años de vida. Este regordete hombre de mediana edad, propietario de un viejo edificio con una farmacia en el bajo, se acaba de casar con una mujer divorciada a la que conoció en unas clases de reeducación vial y trata de vivir la vida de la manera más digna posible a pesar de su problema y de la falta de autoestima que lo ha acompañado desde que nació. Es en estas que un buen día, al ir a desahuciar a una inquilina que llevaba meses sin pagarle el alquiler, se encuentra entre las toneladas de basura de su piso unas pastillas azules muy parecidas a las que mencionaba al principio de este artículo. ¿La gran diferencia? Que éstas, al contrario que las de la Viagra, le producen su primera erección en toda una vida.

 

«Si te la tomas puedes aguantar toda la noche«

 

Lo que sigue a esta escena pasa por todos los géneros desde el slice of life hasta el thriller pasando por una descripción cruda del Japón más sórdido que, si no fuera por la ausencia de magia, me podría recordar a aquellas obras de Shun Umezawa que trajo a España la extinta ECC. Takahashi nos presenta a Sone como un buen hombre que en un principio trata de replicar la fórmula de esta pastilla para poder mejorar su vida, pero que ya desde un principio se relaciona con la gente equivocada, que lo utiliza para convertir su sueño (y el de otros muchos hombres de su edad) en un negocio que, como ya vemos en el segundo volumen de la colección, pronto comienza a crecer fuera de toda clase de control.

 

 

Actores porno, ancianos sin nada que perder, artistas que consumen una larga lista de drogas y necesitan mantenerse ‘al pie del cañón’… La lista de clientes de la Jumbo Max pronto crecerá por los bajos fondos de la ciudad de Tokio mientras la policía comienza a hacer preguntas peligrosas que van a ir cercando a Sone y sus ‘amigos’. Norma nos sorprende con un manga que se lee del tirón y casi sin respirar escrito por un mangaka que viene  de triunfar con otra obras como Black-Box (y del que ya hemos reseñado en esta revista obras como NeuN o Jiraishin) y que en la actualidad lleva catorce volúmenes de este manga publicados en su país de origen. Ahora, con sólo dos volúmenes en nuestras librerías, es el momento perfecto para que os enganchéis a una historia que no os va a dejar indiferentes.