«Es imposible conocer el cuerpo sin indagar en los asuntos del corazón«

 

Ya está aquí la obviedad. Desde que apareció la famosa app en los móviles de mutantes y no mutantes sabíamos que había algo chungo detrás y cuando conocimos a Sheldon Xenos ya nos quedó clarísima la identidad de la amenaza a la que se iban a enfrentar nuestros protagonistas. Y siendo tan obvia la amenaza y tan recurrente el villano (¿en serio no podían recurrir a otro personaje que no fuera, una vez más, Mr. Siniestro?) quizás deberíamos echar el ojo en el porqué de su elección de nuevo juguete en la persona de Axo. Y es que el nuevo mutante que ha introducido Eve L. Ewing en la colección que publica Panini tiene un poder de lo más interesante, no tanto para la batalla en sí, sino para el día a día y para oponerse y combatir a una de las peores pandemias a as que se está enfrentando la humanidad: la falta de empatía.

 

Y es que el poder de este muchacho consiste en reflejar las emociones de quienes le rodean y, de alguna manera, obligarles a compartir sus sentimientos más profundos y lo que los motiva, obligando, a su vez, al resto de la gente a posicionarse y tratar de entender a quien se ha abierto de par en par ante los demás. Esto, en un mundo que hace que sus habitantes se encierren en sí mismos con un miedo irracional a quedar vulnerables y a merced de quienes nos rodean es un puntazo. Porque nos obliga a darnos cuenta de que ni todos quienes nos rodean desean nuestro mal ni mostrarnos ante los demás tal y como somos nos hace más débiles ni nos deja más indefensos (más bien al contrario).

 

«¿Desde cuándo te va el género binario?«

 

La empatía nos obliga a ponernos en el lugar del otro antes de tomar cualquier decisión y sí, esto juega en contra de las teorías imperantes acerca del individualismo y del mirarnos al ombligo primero y después, ya sin nos queda algo de tiempo, echar un vistazo a quien tenemos enfrente. Pero pienso que a la larga es mucho mejor vivir empáticamente que encerrados en el ‘yo’. Al final, el ser humano no sólo es un animal social, sino que precisa de la ayuda y el concurso de quienes le rodean en la mayor parte de las decisiones importantes de su vida; creernos que podemos hacerlo todo solos y que podemos ocultarle a los demás aquellas cosas que creemos que nos hacen menos ‘aptos’ sólo contribuye a aislarnos y dejarnos a merced de las olas de mierda que nos arroje de la vida.

 

 

Es muy interesante (y hasta gracioso) que Ewing apueste por alguien completamente carente de empatía para mostrarnos lo útil y necesaria que es ésta en el mundo actual. Porque hasta alguien así se da cuenta de que le falta algo para poder comprender con mayor profundidad a humanos y mutantes y esto habla muy mal de nosotros, que no nos damos cuenta de lo que un personaje incapaz de comprender los sentimientos de sus semejantes capta por puro sentido común.