Hace ya 13 años, concretamente en 1997, Affleck y su amigo Matt Damon nos sorprendieron a todos configurando un guión redondo que Gus Van Sant supo plasmar a la perfección. De hecho, la jugada les salió tan bien que la película en cuestión, El indomable Will Hunting, se alzó con varias estatuillas en la gala de los Oscars, entre ellas la de mejor guión original. Lo que prometía ser una carrera plagada de éxitos para estos dos jóvenes no terminó de ser tal cosa. Mientras que Damon se consolidaba como uno de los pesos pesados de Hollywood embarcándose en una película tras otra, Ben se sumergía en proyectos que no hacían más que demostrar que sus capacidades como actor no estaban a la altura de las de su amigo. Sin embargo, en cuanto a la escritura de guiones se refiere no daban señales de vida, provocando que sus detractores pusieran en entredicho la elaboración del guión anteriormente mencionado.
Los años pasaban y la sombra se cernía sobre ellos de manera cada vez más implacable, pero en éstas, Affleck decidió dar un golpetazo en la mesa y pasarse al campo de la dirección. Si bien es verdad que todavía su carrera es muy corta y que necesita varios filmes más para confirmarse como un gran realizador, lo que no se le puede achacar es que en esta faceta se encuentra como pez en el agua, consiguiendo si cabe reservarse algún que otro papel donde saber sacar partido a sus escasos recursos interpretativos.
Pero por si había dudas de que esto sólo fuera un golpe de suerte, Affleck ha vuelto a las pantallas de cine de la mano de su segundo largometraje, The Town. Ciudad de ladrones, cinta de policías y ladrones de las de toda la vida, es decir, sin pirotecnias, ni juegos de artificios, donde priman la historia, los personajes y las escenas de acción. Es precisamente en estas últimas en las que el director muestra un gran pulso narrativo. Los atracos a bancos a lo largo del metraje son escasos, pero los que hay te dejan sin aliento y nada tienen que envidiar al mejor Michael Mann de Heat y a la Katheryn Bigelow de Le llaman Bodhi, a los que les debe tanto la puesta en escena como la elección del vestuario.
La trama se ambienta en Charlestown (Boston), barrio al que se hace referencia al comienzo del metraje indicando que se trata del que cuenta con más numero de atracadores y sufre más asaltos de bancos de todo EE.UU. En él viven los protagonista de esta cinta, un grupo de jóvenes y prometedores delincuentes, que trabajan para el Florista, pequeño papel interpretado por Pete Postlethwaite, visto en la obra En el nombre del Padre, y que aquí como suele ser habitual en él también borda su papel. El jefe de la banda es Doug Macray (Affleck), un chico que a raíz de su último golpe, descubre el amor en una de sus víctimas, una bella directora de banco interpretada por Rebecca Hall, la cual le hace recordar su lado bueno, llevándole a plantearse su permanencia en el barrio y sus actividades criminales. Si bien algo nos demuestra este tipo de cintas sumergidas en pequeños suburbios, es que muchas veces el entorno condiciona todo lo que hay a nuestro alrededor, causando que Affleck no sólo no puede abandonar la ciudad que le vio nacer, sino que sea cuestionado y amenazado por sus superiores, viéndose obligado a tomar partido en un último gran golpe en el que todo está en juego. La pregunta es clara ¿Quien ganará: el amor-el barrio; la violencia-la esperanza?
Estas son la cartas sobre las que se mueve esta obra, a las cuales hay que unir la presencia enigmática y glamurosa de la nueva estrella de la televisión estadounidense, Jon Hamm, conocido por su papel en la serie Mad Men y que en esta cinta pone cara al policía que pretende dar caza a la banda de atracadores.
Con todo esto, The Town. Ciudad de ladrones, se postula como un soplo de aire fresco en nuestras carteleras. Un filme de los de antes, de buenos y malos, de amor y odio, de redención y destino, etc., del que Affleck el director sale muy bien parado, mostrando que sus años delante de la cámara le han forjado a la hora de situarse detrás. La cuestión está en descubrir si esta faceta es verdaderamente suya o hay alguien tras él moviendo los hilos, aunque a mi modo de ver, este segundo filme confirma lo primero, aunque como siempre debéis ser vosotros los que lo juzguéis…
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