La inmortalidad es un tema muy atractivo, sobre el que se han hecho infinidad de obras desde los más variados puntos de vista. Por ello, entrar en un asunto como este sin resultar vacuo es una tarea que en ocasiones puede resultar misión imposible. No es el caso de Ajin, que sin ser un ejemplo de genialidad u originalidad, sí que consigue crear una trama capaz de despertar el interés del lector desde sus primeras páginas y sabe cómo diseminar la información a lo largo de todo el libro para potenciar el misterio y profundizar en la realidad y personajes que nos presenta sin saturar ni quedarse corto de información.
Ajin nos presenta un mundo en el que desde hace unos años han empezado a aparecer seres a los que llaman semihumanos. Son como nosotros, con la salvedad de que no pueden morir (además de poseer una serie de poderes que se nos desvelan a lo largo del tomo). ¿Y qué solemos hacer cuando nos topamos con una nueva especie? Exacto. Los gobiernos del mundo ven un filón científico en los semihumanos y se vuelven locos para capturarlos cuando aparece alguno nuevo para hacer todo tipo de experimentos con ellos. Total, al no ser seres humanos no tienen ningún derecho. En este entorno, se entiende como el joven Kei Nagai se convierte en presa del pánico cuando descubre que es un semihumano.
La obra tiene un carácter de acción muy marcado, aunque dando mucha importancia también al terror y el misterio. Resulta una mezcla interesante aunque no termina de estar explotada del todo, puesto que le cuesta encontrar el tono, dando lugar también a algún que otro pequeño bajón de ritmo. Ajin es un manga que destaca en su faceta visual, tanto por el propio diseño en sí (destaca sobre todo el trabajo con los semihumanos y las escenas de más acción), como por su importancia narrativa, potenciando el tono terrorífico que toman algunas de las escenas.
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