«No podremos cobrar los impuestos, pero tal vez en especies…«
Me fascina de Josep Busquet no sólo su prolificidad, sino la variedad de registros que presenta uno de los guionistas más interesantes del panorama del cómic patrio. En La Noche Americana ya os lo hemos traído unas cuantas veces para contarnos de qué va eso del Bitcoin, para quitarle algo de hierro al asunto ese de la independencia catalana o para hablarnos de unos cuantos consejeros reales más interesados en llenarse los bolsillos que en mirar por el interés de su reino. Como veis, tenemos divulgación, humor y comedia de venturas en tan sólo tres de los muchos títulos que el autor ha ido dejando caer por gran parte de olas editoriales españolas que, en mi juvenil inocencia, imagino que se lo rifan.
Ahora, el escritor se une a Yayu para traernos un cómic de aventuras, magia y recaudadores de impuestos en el que abandona a la especie humana en favor de un universo de animales parlantes que les dan mucha más libertad a él y al artista a la hora de jugar con la acción y las metamorfosis. Proks nos cuenta la historia de un recaudador, Tobu, y su guardaespaldas, Brakk, que, tras verse asaltados por unos ladrones misteriosos que se llevan toda su recaudación, se ven obligados a huir para tratar de recuperar el fruto de su poco agradecido trabajo.
«Echamos de menos ir de aventuras«
Le sigue a esta escena un cómic divertido y ágil que recuerda a los viejos tiempos de La Mazmorra de Lewis Trondheim y Joan Sfar. Tobu y Brakk forman un simpático equipo muy parecido al de Herbert y Marvin en el cómic francés y sus desventuras siguen una línea muy parecida a las de estos dos, incluyendo esa dosis de mala leche que es la que termina por engancharnos. Hasta el dibujo de Yayu recuerda en ocasiones al del propio Trondheim, aunque el ilustrador español da un giro algo más infantil que, al final, hace que el resultado sea doblemente divertido. Llámame loco, pero me hace gracia ver a una adorable ardillita recomponiéndose un brazo cercenado y transformándose en oso hormiguero volador.
Inicialmente publicado como un webcómic, Proks tampoco renuncia a la crítica de fondo. Esto es algo que hemos visto otras muchas veces en historias de Busquet: una aventura principal y un argumento que sospechosamente nos recuerda a algunos problemas de rabiosa actualidad. Si en Consejo de Sabios el catalán lanzaba flechas envenenadas hacia la clase política de nuestro país, en Proks hace lo propio con la administración del estado, más interesada en recuperar sus impuestos y en impartir correctivos desmesurados e injustos que en sostener al pueblo para el que se supone que sirve. Tobu es quien, desde la postura de quien ha vivido siempre inmerso en el sistema, ha de hacer el mayor viaje de descubrimiento frente a Brakk, que parece estar más de vuelta de todo.
Proks es un cómic fiel al estilo de sus creadores. El blanco y negro de sus viñetas es otra de sus armas, al permitir que nos centremos en la historia sin despistarnos con grandes escenarios ni juegos de luces y sombras. Se trata de un tebeo sencillo y rápido de leer muy en línea con lo que nos esperamos de una publicación de internet, pero que acepta gustoso segundas y terceras lecturas sin perder un ápice de frescura. Amaníaco Ediciones nos lo presenta por la apetecible cantidad de siete eurillos y nos incluye, además, una agradable sección de extras compuesta por bocetos de Yayu y diferentes acercamientos a los protagonistas por un nutrido grupo de artistas.
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