«Jamás dudéis de mí en cosas como estas«

Hay un capítulo de Los Simpson que me encanta. Bart, cansado de que la ‘sita’ Krabappel le castigue día sí y día también tras las clases, decide vengarse creando para ella un hombre imaginario que se comunica con ella por correo y del que ella se enamora perdidamente. Pronto la broma se le va de las manos y el crío se ve atrapado en el dilema de confesar su trastada y humillar a su profesora o dejar de enviarla cartas y partirle el corazón. Por suerte, su familia acude a rescate y juntos idean una última carta que salve la situación. A esa carta Homer, con su habitual ‘ingenio’, sugiere incluir la postdata de «Soy Gay»… para que a la profesora de Bart no le quede duda de que lo suyo se ha acabado.

Pues bien, Brian Michael Bendis hace de Homer en La Nueva Patrulla-X #29 y despide la serie (por lo menos hasta que el #600 de la serie recupere la trama) con una revelación tan sonada como inútil y estúpida: el Hombre de Hielo es gay.

No creo que se pueda considerar spoiler lo que ya ha circulado por el mundo entero y es la comidilla en todos los mentideros, así que vayamos al grano. Jean «muy lista ella» Grey descubre así por lo pronto y durante las celebraciones post-Vórtice Negro que Bobby (su Bobby, el del pasado y, por lo tanto, el de siempre) es gay. Así, sin venir a cuento, porque sí. Porque hace falta, porque es la moda y Bendis quiere estar a la moda.

«En algún punto del camino, mi historia da un giro horripilante«

¡Ojo! no me quejo de que un personaje icónico de entre los mutantes se cambie de acera. Nada más lejos. Quien quiera puede leer mis reseñas sobre los Jóvenes Vengadores y comprobar lo mucho que me gusta esa condenada serie o lo divertido que me pareció el giro que le dio la inclusión de Prodigio en la ecuación. Mi problema está en el cómo. Con las Secret Wars a la vuelta de la esquina y un océano infinito de realidades entre las que bucear y buscar una versión alternativa del mutante helado Bendis cae en la tentación del efectismo. El guionista, que hasta el momento había diseñad una serie redonda, se siente de pronto obligado a soltar una bomba que no se molesta en fundamentar y que, lo que es peor, es posible que los guionistas que hereden la serie ni tan siquiera respeten. De pronto y sin razón aparente Bobby ha descubierto que es homosexual.

«¿Y qué?» habría sido una respuesta estupenda por parte de Bobby

Tan impactante es la tontería que el resto del cómic pasa casi desapercibido. Y no es para menos, porque la simpática decisión de Marvel de posponer la salida de Bendis de la colección hasta el primer número del All New All Different Marvel hace que el final de esta colección quede cojo, tuerto y absurdo, con una Jean que, ahora que ya se ha aburrido de desvelar los secretos de sus compañeros, se decide a salvar el mundo a su manera. Pues vale, pues bueno y pues me alegro.

Estoy mosqueado y se nota. Bendis había creado una colección única. Divertida, agradable de leer, fresca… era una de las primeras que uno se leía cada mes (junto con mis queridos Guardianes). Pero todo el trabajo de veintiocho números se va por el desagüe cuando el autor decide saltarse a la torera la construcción orgánica de un argumento y aplica la regla científica de «si demuestra mucho que le gustan las mujeres no hay duda: es gay«. El peor número de la colección y va y es el que la cierra. Estupendo.