«¡No pienso recorrer ese camino otra vez!«

Jean Grey. Con esas dos palabras podría cerrar esta reseña y todos cuantos estén siguiendo la serie de Brian Michael Bendis me darían la razón. Este personaje, siempre apocado hasta que la situación o la editorial requerían que volviera a convertirse en el todopoderoso (y asesino) Fénix ha vuelto a la vida como la mítica ave en manos del guionista estrella de la Casa de las Ideas para dejarnos boquiabiertos número tras número. Si La Nueva Patrulla-X #5 nos dejó pendiendo de un hilo y con el temor de revivir eventos demasiado recientes en nuestra memoria comiquera, Grey se va por la tangente en este número en un giro tan rápido que hacen falta un par de lecturas para terminar de comprenderlo.

La Chica Maravilla tiene en Bendis y en Stuart Immonen a unos aliados de lujo para reclamar su puesto como nueva líder de la Patrulla-X (¿o era como líder de la Nueva Patrulla-X?). El primero nos ha presentado a un equipo muy verde y extremadamente divertido en ocasiones (si Bobby no existiera habría que inventarlo) en el que la psíquica se enfrenta a la realidad de unos poderes desmesurados y la excesiva responsabilidad de saber por dónde la llevará el destino si ella no puede hacer nada por impedirlo. El segundo, un artista con mayúsculas, ha dotado de vida a las páginas de la colección. Las viñetas ya no necesitan diálogo. Al dibujante le basta una mirada y un gesto de sorpresa, ira, dolor o pena para contarnos toda una historia y hacernos sentir cómplices del secreto que comparten los personajes.

Y así termina la aventura que comenzó en el número anterior. Con un nuevo reencuentro familiar y la demostración de que este cómic dista mucho de ser tan sólo un experimento o una broma pasajera. La Nueva Patrulla-X tiene el potencial suficiente como para perdurar, al menos, hasta que su autor decida que ya está dicho todo sobre ella. Una cosa queda clara: la percepción que teníamos de los personajes clásicos no volverá a ser la misma.

«Somos viajeros del tiempo«

Llegamos a La Nueva Patrulla-X #7 y, como Bendis ya ha hecho los deberes de cara al evento de La Batalla del Átomo, decide darles un respiro a sus chicos y mandarlos a disfrutar de un más que merecido día libre en el que demostrarán, una vez más, que estamos tratando con las versiones adolescentes y hormonadas de los personajes más conocidos de la factoría mutante.

Immonen se toma un respiro en este capítulo y le cede el puesto a un cuestionable David Lafuente (Ultimate Spider-Man), cuyo estilo, como podéis comprobar sobre estas líneas, se asemeja más bien poco al del canadiense. Este impasse artístico sólo dura esta entrega y, en honor a la verdad, he de decir que el dibujo del español casa más con el tono humorístico del capítulo que el elaborado trabajo de Immonen. Poco más se puede decir de un número de transición que se dedica a explorar nuevas divergencias en el equipo con respecto a su versión del pasado y en el que Bendis comete la travesura de jugar con nuestros conocimientos sobre la historia Marvel al hacer coincidir durante unas cuantas viñetas a Jean y a Rachel Grey.

A partir del próximo número (y mientras medio universo Marvel se parte la cara contra Thanos en Infinity) llegará a nuestras estanterías La Batalla del Átomo y la serie volverá a adoptar un tono más serio y épico, pero de momento da gusto ver a los jóvenes mutantes actuando como los adolescentes que son.