Las cosas nunca volvieron a ser las mismas después de las Secret Wars. Quien más y quien menos vio como su vida daba un vuelco tras su paso por la amalgama de mundos creada por Doctor Muerte y la posterior reconstrucción del multiverso llevada a cabo por la primera familia. Basta echa un vistazo a la cabecera actual de Guardianes de la Galaxia para comprobar cómo han cambiado las cosas para Peter Quill y compañía en muy pocos años. Panini recupera ahora en su línea Marvel Deluxe el crossover Vórtice Negro, evento que uniría los destinos de personajes como Capitana Marvel, Nova o la Patrulla-X con los Guardianes, y que supondría para estos un punto y aparte en sus vidas. Cuando Bendis se disponía a llevar a esta particular familia (a la que se había unido la carismática Kitty Pryde) a un escenario en las antípodas de su zona de confort, le alcanzó el tiempo, tiránico como él solo, y llevó a sus personajes por caminos diferentes, pero también desconocidos. Nos quedaremos siempre con el qué pudo ser, pero disfrutamos igualmente del camino.
«¡Han volado la frutaka luna de Spartax para liquidarnos!«
En Vórtice Negro Bendis volvía a hacer valer su condición de guionista estrella de Marvel y exprimía las incontables opciones que le ofrecía el tener cabeceras aquí y allá. Lo hizo con Miles Morales y La Nueva Patrulla-X y con esta y Guardianes y ahora, por tercera vez, jugaba con todos los personajes a su alcance para conformar un evento, Vórtice Negro, cuyas ideas no pudieron llegar en peor momento, con el universo Marvel al borde del colapso multiversal. Vórtice Negro, además del título de la aventura (concebida como un cruce clásico de colecciones con un one-shot de prólogo y otro de cierre y siendo las cabeceras de los personajes implicados el marco para el desarrollo de la historia) es el nombre de un antiquísimo artefacto que “revela” el potencial cósmico de todo aquel que se someta a su poder. Ya podéis imaginar… los malos quieren hacerse con él para alcanzar sus malévolas metas, mientras que los buenos se dividen entre los que ven una oportunidad en esa transformación que se les ofrece y quienes creen que lo mejor es destruir esa corrupta tentación.
A partir de aquí se produce una carrera al más puro estilo El mundo está loco, loco, loco con todos los personajes implicados (héroes y villanos) peleando entre sí con el fin de hacerse con el preciado botín. Por el camino asistimos a la destrucción de mundos enteros y a la evolución cósmica de algunos de nuestros protagonistas. Los guionistas de las diferentes series implicadas (Bendis, Duggan, Humphries…) hacen un estupendo trabajo para conseguir que todos los capítulos mantengan un tono similar y conduzcan al mismo sitio. La aventura está muy cohesionada y nos regala algunos grandes momentos. Sí que hay, como es obvio, algunos capítulos que no terminan de funcionar del todo dentro del conjunto (especialmente los correspondientes a las series de Nova y de Cíclope, igual por el espíritu más juvenil de ambas cabeceras, que sigue muy presente a pesar de su inclusión en el crossover), pero son peajes asumibles para una aventura que abraza la vertiente más lúdica y fantástica del universo Marvel. Con estas intenciones en cuenta también es posible pasar por alto alguna que otra decisión «extraña» planteada sobre todo para tener excusas para jugar con diseños de personajes, así como interesantes ideas que no se desarrollan porque habrían llevado la aventura por derroteros muy diferentes.
El Vórtice Negro nos conquista con su ambición de diversión sin complejos ni complicaciones. Puede abordarse sin miedo como lectura independiente y sus consecuencias (salvo algún detalle visual) no se alargarían mucho en el tiempo.
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