«¡Debemos detener esta guerra demencial, Ikaris!«

La segunda grapa, de las cuatro que van a componer el crossover, de V. X. E.: El Día del Juicio ha significado un giro de auténtica locura en la trama del crossover. Parecía esto que iba a ser otro capítulo más dentro de la eterna trama de batallas de unos héroes contra otros que tan bien funcionara en los ochenta y que lleva desde entonces tratando de reinventarse para impulsar las ventas de cómics en una época en la que la gente está dejando de comprarse caprichos para centrarse en llenar la cesta de la compra y rezar porque esta carrera inflacionista (y armamentística) se detenga de una vez. Sin embargo, Kieron Gillen ha cerrado la última entrega de la serie principal con una sentencia que, de concretarse que la cosa vaya a ir por ahí, puede hacer de este crossover el más introspectivo y profundo de cuantos han pasado por la Casa de las Ideas. ¿Podrá Marvel presumir de haber publicado su propia versión del Héroes en Crisis de la Distinguida Competencia? Veremos.

Con esto en mente, el primero de los dos números de la Patrulla-X que Panini pone en nuestras librerías este mes vuelve un poco atrás en el tiempo para mostrarnos lo que los mutantes de Krakoa hacían mientras que Tony Stark, Mr. Siniestro, Ajak y Makkari jugaban a ser algo más que dioses: los que dan forma a los dioses mismos. En esta grapa contemplamos como los recién elegidos (en la Gala Fuego Infernal) integrantes de la Patrulla-X se juegan la vida para alejar de las costas de Krakoa a los Eternos gigantes, ultra-destructivos e inmortales (uno se queda pensando en qué clase de héroes guardan esta clase de armas y ejércitos ‘porsiaca’…). Forja, el Hombre de Hielo, Sincro, Estrella de Fuego y Magik descienden hasta una de las armerías del genocida Eterno Urano para pararle los pies a los gigantes que masacran a los suyos… para encontrarse, al regresar a la superficie, con que la historia ha dado un vuelco inesperado.

«Rayos, y yo que creía que era un viaje de peyote«

Me surgen dos dudas: la primer ahonda en torno a los Eternos, que llevan algo más de un año presentándose ante nosotros como una raza arrogante, estúpida y demasiado poderosa para su propio bien. Desde que la Casa de las Ideas decidiera rescatarles del olvido editorial (por aquello de hacerles algo de promo de cara al filme de Chloé Zhao) los integrantes de esta raza ‘superior’ han estado a punto de cargarse la Tierra para evitar que su ciclo de resurrecciones matara humanos, han aceptado de buen grado el amable liderazgo de un tipo llamado Thanos y le han cedido el bastón de mando (tras demostrarse que un ser obsesionado con la muerte no es el mejor de los líderes) a la rata que le ayudó a ponerse al frente de sus hermanos. ¿Y qué ha hecho Trum… digo, Druig, al llegar al poder? Pues declarar la guerra total a los mutantes, para que sus congéneres estén más ocupados descabezando a otros héroes en lugar de preguntarse por qué el más rastrero de los suyos está al frente de toda su raza. Todo esto me lleva a pensar que los Eternos son lo peor que le ha pasado al universo Marvel en mucho tiempo. Si este crossover se salda con su exterminio me quedaré bastante más tranquilo.

Patrulla-X #13 (#135): El Día del Juicio

La otra abunda en la necesidad de esta grapa. Si todo lo que hacen aquí los mutantes sirve de absolutamente nada… ¿para qué nos lo cuentan? Quiero imaginar que tendrá sus repercusiones a corto-medio plazo, pero el pensamiento que me invade una y otra vez tras cerrar esta grapa es que este mes pagamos por dos números de la Patrulla-X y, de momento, uno me sobra completamente.