Tercer volumen de los Ultimates de Deniz Camp en los que Panini Cómics recopila tres números americanos. Así, con esta entrega nos ponemos ya con nueve capítulos de la cabecera que debe liderar la línea Ultimate y afrontar la principal amenaza de la misma, que no es otra que la vuelta del Hacedor, la cual se producirá en nueve meses (como en Ultimate Spider-Man, la dinámica de la serie es abarcar un mes por número).

 

«Dicen que se trata de justicia. Dicen que es la ley«

 

El dramático desenlace del tomo anterior «obliga» a que el arranque de este se dedique a explorar las consecuencias del mismo, que no son nada baladí, pues la ausencia de Tony Stark, precursor del súper grupo, genera dudas sobre sus compañeros y les impele a tomar la determinación de seguir adelante o dar un paso a un lado. Conocidos los roles que han ido desempeñando los Ultimates desde el inicio de la serie, ya podéis imaginar quiénes dan un paso al frente sin vacilar y quiénes se cuestionan la misión que han aceptado.

 

 

El guionista aprovecha para abrir algunas subtramas individuales (principalmente la referida a Thor y Sif) que podrían dar mucho juego. Pero volvemos a lo que hemos ido contando desde el arranque de la serie. Todo (o casi todo) resulta demasiado familiar. No pedíamos algo similar a lo que está haciendo Peach Momoko en Ultimate X-Men, pero sí algo que se acercase a lo expuesto por Jonathan Hickman en Ultimate Spider-Man y su búsqueda de la sorpresa y ruptura de las expectativas.

 

A estas alturas, sin embargo, no queda otra que resignarse. Camp concibe The Ultimates como una suerte de prueba para demostrar a las altas esferas marvelitas que conoce las dinámicas y caracteres de sus principales protagonistas, a fin de escalar a una serie de las punteras. ¿Lo conseguirá? Seguramente porque al César lo que es del César, el guionista muestra un agudo sentido de la narración. Genera interés y retrata bien a los personajes en unas pocas páginas.

 

Buen ejemplo de esto es el tercer capítulo de este tomo, que sirve para presentar a Luke Cage. Aunque gran parte del mérito lo tiene Chris Allen, que imagina una solvente composición en la que se intercalan dos tiempos en paralelo y que, al mismo tiempo, refleja la condición de encierro en la que se encuentran los diferentes personajes que aparecen en el mismo.

 

Y esa, además de lamerse las heridas tras la derrota, es la idea general que transmite este número; la de presentar nuevos «fichajes» para los Ultimates. Podría haber sido interesante explorar conceptos ya presentados, pero poco explorados. Solo en villanos hay un buen número de candidatos que piden más protagonismo para profundizar en el funcionamiento de esta Tierra-6160 (ahí están por ejemplo el afrancesado Capitán Britania o Magik y Coloso como regentes rusos).

 

Pero Camp prefiere la cantidad, aunque eso le exija quedarse en la superficie. Así, el segundo capítulo tiene nada menos que a Guardianes de la Galaxia, pero a los originales, no al equipo que reformularon James Gunn en el cine y Brian Michael Bendis en los cómics. De cara a los siguientes números presuponemos que el atractivo seguirá siendo el mismo, descubrir qué nuevos vengadores y aliados obtienen su versión Ultimate en esta fase de reclutamiento en la que nos encontramos.