«Quiero ver tu cara, Victor«

Parecía que nos habíamos olvidado del bueno de Muerte y ¡zas!, aquí volvemos con una triple reseña de los cómics que ha estado publicando Panini entre junio y agosto para poder pillar algo más de argumento que analizar. Y es que Brian Michael Bendis se está tomando su tiempo para que comiencen a pasar cosas de verdad en la colección más inesperada de todas cuantas ha ido estrenando con el paso de los años y estos tres números no son una excepción, aunque marcan la entrada de diversos agentes al terreno de juego con los que deberíamos contar.

Por un lado, a Victor le están creciendo los enanos. A lo largo de esta terna los villanos que ha comenzado a capturar (antiguos aliados suyos, recordemos) se hartan de ser el blanco fácil de su nueva carrera como superhéroe y deciden tomar cartas en el asunto (ya veremos con qué resultado), Maria Hill, que no podría ser considerada una aliada, pero sí una líder con amplia experiencia en S.H.I.E.L.D., ha sido expulsada de la organización que ella misma dirigió gracias al fiasco que representó Pleasant Hill y ha sido reemplazada por una Sharon Carter que, pese a sus buenas intenciones, no tiene ni idea de cómo lidiar con un personaje como el de Victor von Muerte. Por último, aunque estaba en primer lugar de aparición, la madre de Victor vuelve de entre los muertos para terminar de confundir a un personaje que aún no sabe qué oscura conspiración se esconde detrás de todo esto.

«¡Muerte es un problema!«

No sólo eso, sino que también tenemos a Riri Williams tomando cartas en el asunto en su propia colección y desde la de los Vengadores también nos llegan noticias de su presencia. La que parecía que iba a ser una serie menor dentro de las que íbamos a poder leer desde el fin de Civil War II y hasta que estalle todo el asunto de Imperio Secreto se revela como una de las que más palos tocan y que más cerca está de donde «se cocinan las sagas» de todas las demás (con permiso de la del Capitán América). Bendis ha sabido una vez más dotar a su creación de un punto de interés que la va volviendo con el tiempo más y más imprescincible y, quizás, este sea el motivo de la lentitud con la que se suceden los acontecimientos: Hay mucho que contar y demasiadas partes se verán afectadas.

Aquí se está cocinando algo muy turbio

Alex Maleev es la otra gran victoria de la colección. El dibujante lleva varios años sorprendiéndonos, pero no ha sido hasta esta colección que ha podido desarrollar su talento al máximo. Victor von Muerte le sienta muy bien al dibujante búlgaro, que tan pronto nos desborda con una fulgurante escena de magia y pirotecnia tecnológica como se ve obligado a seguir los patrones rectilíneos de un momento al más puro estilo Tony Stark. Su estilo y el color de Matt Hollingsworth le están imprimiendo a esta colección un carácter único que se agradece mucho en tiempos del sacrosanto imperio del baile de artistas.