«Por fin encuentro un modo de salir de este infierno y aquí estás tú para recibirme«

Allá por 2004, un casi recién llegado a Marvel (debutó en el 2000 después de brillar en Image) Brian Michael Bendis dejó mudos a todos los fans de la Casa de las Ideas con sus Vengadores Desunidos. En aquella saga quedaba desmantelado el grupo de los Héroes Más Poderosos de la Tierra de una manera radical nunca antes vista que se saldaba con varios de ellos muertos y el resto lamiéndose las heridas en sus respectivas colecciones, demasiado heridos como para confiar del todo de nuevo en el trabajo en equipo. Todo esto llevaría un año después al crossover de Dinastía de M del que hablamos recientemente y, en última instancia, a la reformulación de los Vengadores a través del concepto de Nuevos Vengadores que vemos hoy con el primer número de la colección que aparecería en Estados Unidos también a lo largo de 2005.

Con los Nuevos Vengadores, Bendis no sólo introdujo sangre nueva en las filas del grupo de superhéroes, sino que gran parte de esas adiciones eran, a su vez, los personajes con mayor tirón editorial de la época (hablo como no de Lobezno y Spider-Man) al mismo tiempo que otros consistían directamente apuestas suyas personales (Spiderwoman y Luke Cage) que se descubrirían como grandes aciertos casi de inmediato. ¿Hubo polémica con la nueva formación de los Nuevos Vengadores? Claro que sí. Como también la hubo cuando Dan Slott y Christos Gage metieron al Doctor Octopus en el cuerpo de Peter Parker, o cuando Al Ewing trajo a Bruce Banner de vuelta de entre los muertos. Y, como en los ejemplos anteriores, las críticas pronto dieron paso a la admiración. Había una trama misteriosa e interesante por resolver, había traiciones dentro de las traiciones, un sentido casi cinematográfico de las escenas y una química entre los integrantes del nuevo grupo tan fantástica que dio inicio a una nueva era no sólo ya para la colección, sino para toda la editorial norteamericana.

«No más salarios. No más tecnología. Nunca la necesitamos«

La Fuga comienza, como su propio nombre indica, con una brecha de seguridad en la mayor cárcel para supervillanos del universo Marvel de la época que implicaba la huida de más de cuarenta reclusos y que los héroes sobre el terreno (los que ya estaban allí y los que, como Spidey, llegarían más tarde para ayudar) debieran colaborar a la desesperada para tratar de contener el problema. De esta colaboración, como ocurriera en el pasado casi prehistórico frente a Loki, nacería una serie de sinergias que el Capitán América y Tony Stark tratarían de aprovechar para que, al igual que los villanos se habían ido fortificando tras la caída de los Vengadores, éstos fueran capaces de renacer y evolucionar para adaptarse a nuevas amenazas. Nos quedábamos, pues, con el nacimiento de un grupo a partir de una serie de circunstancias fortuitas, pero que rápidamente crecerían de la individualidad al colectivo. Esta historia de orígenes funcionó tan bien que ha sido tratada de replicar en multitud de ocasiones desde entonces… con resultados muy dispares.

Marvel Must-Have: Los Nuevos Vengadores – Fuga

El cómic que tenemos hoy entre las manos, con los habituales extras deluxe de los Marvel Must-Have de Panini (cronología, artículos, análisis…), es, junto con los otros dos que menciono en el primer párrafo de esta reseña, una lectura obligada para poder entender la Marvel de principios del siglo XXI, la misma que ha derivado en la editorial que lidera hoy tanto en ventas como en el terreno de lo audiovisual a nivel mundial.