Tramas ocultas, disparos láser, espadas de luz y mucha intriga de palacio es lo que acompaña a este inicio de saga. Basado en el personaje ya conocido de la primera trilogía, Qui-Gon Jinn, nos muestra lo cerca que un Jedi puede estar del lado oscuro.

La historia sucede antes de lo que conocemos sobre Qui-Gon, antes que tuviera al legendario Obi-Wan Kenobi como padawan. El Concilio Jedi le encomienda la investigación de un asesinato político en el planeta Telos IV, de donde proviene su actual padawan Xanatos, quien recuerda bastante al Anakin Skywalker de las películas: arrogante, confiado de si mismo, orgulloso y autosuficiente. Lo que en origen será una búsqueda de asesinos se convertirá tanto para maestro como aprendiz en una gran prueba rodeados de misterios e intrigas palaciegas. Para el joven padawan será su prueba de si podrá ser o no por fin un jedi, pero para eso ha de enfrentarse primero a sus miedos, a su gran miedo: su padre es el gobernador del planeta. Abandonado a los jedis hace muchos años, Xanatos apenas conoce a su padre ni a su hermana, por no hablar de su madre muerta hace años.

Tanto a Qui-Gon como a Xanatos les acompañara otra maestra Jedi, Tahl, y su aprendiz, una twi´lek llamada Orykan, para quienes también será un momento de demostrar los aprendizajes jedis aprendidos y de dejar a un lado, incluso, los sentimientos. Y solo será esta padawan quien logre sacar en momentos puntuales la humanidad de Xanatos.

El argumento desde luego tiene su intriga. Las tramas palaciegas, los asesinatos, la oscuridad que rodea al mismo… son un buen punto de inicio para la historia. Habrá quien opine que el personaje de Qui-Gon no tiene el carisma suficiente para hacer frente a este tipo de situaciones, y es que, en efecto, el maestro jedi al que dio vida Liam Neeson en el Episodio I: La amezana fantasma, no parece ser, ni por asomo, los maestros jedis a los que estamos acostumbrados. No faltaron entonces las voces críticas hacia este personaje, cuya relevancia, como mucho, es casual y que además enfadó bastante cuando en la remasterización de la triología original, en Episodio VI: el retorno del Jedi, aparece al lado de los espíritus del maestro Yoda, Obi-Wan y de Darth Vader (un Anakin Skywalker rejuvenecido). Estas cosillas crispan los nervios a los fans. Por eso creo que lo único que podríamos decir que sobra del cómic es precisamente este personaje, pero me imagino que siempre es un buen reclamo poner personajes conocidos para dar tirón a una nueva saga. Bueno.

En cuanto al equipo debo decir que, salvo el guión, lo demás casi no da la talla. Tanto el dibujo (Mahmud Asrar), como el color (Paul Mounts) o las portadas (Stéphane Roux) dejan bastante que desear. Un color en ocasiones inapropiado, un dibujo un tanto equívoco, muchas veces carentes de expresión en las caras, y unas portadas un tanto pobres hacen que este inicio de saga deje bastante que desear. En cambio, el guión traído por Scott Allie hace que el ritmo de la historia sea el correcto y el esperado de una trama de este tipo. Y eso que Scott no es que sea una persona dedicada precisamente al universo Star Wars. Con unas contribuciones a este mundo que se pueden contar con los dedos de la mano (Star Wars: Empire, Star Wars: Republic y Star Wars: Tales), el señor Allie se ha podido dedicar más a autopublicarse sus propias historias. Él y solo él es el único héroe de esta historia y el verdadero maestro.