Star Wars #21

Star Wars #21: Una historia de Star Wars

Star Wars #21«¡Los cicatrices no necesitamos escaleras!«

 

No se podía haber estrenado este nuevo número de la colección de Star Wars que edita Planeta Cómic en mejor momento. Con Rogue One pegando fuerte en nuestras pantallas (y en las del resto del mundo), no existía mejor oportunidad para presentar la historia de un comando especial dentro de las fuerzas imperiales. Star Wars #21, al igual que la película de Gareth Edwards, huye de jedis y sables láser para contarnos un día cualquiera en la vida del mejor batallón de especialistas al servicio de Darth Vader.

 

Curiosamente, hoy mismo una compañera despotricaba sobre el último filme de la franquicia bajo el pretexto de que, sin sus señas de identidad más claras (las anteriormente citadas, la cortinilla de texto inicial, los movimientos clásicos de la banda sonora…), no sentía este trabajo como un filme más de la saga galáctica. Y es que precisamente ahí está el quid de la cuestión: Rogue One no forma parte de la saga de Star Wars, sino que es Una Historia de Star Wars, una expansión del universo fílmico que demuestra que, en una galaxia privada de la fuerza pacificadora de los jedis tras la conclusión de las Guerras Clon, los sables láser se pueden contar con los dedos de una mano y las historias de rebelión y tiranía se repiten en miles de escenarios distintos. Porque, recordémoslo una vez más, estamos hablando de una jod&%a galaxia entera y eso se traduce en miles y miles de estrellas, sistemas y planetas con sus propias aventuras por contar.

 

«Los rebeldes quieren el caos«

 

Lo que hace de Rogue One un a película maravillosa (y que en este cómic encontramos repetido) es ese barrido que vemos casi desde el primer momento en el que se nos muestra el avance y el retroceso de las fuerzas rebeldes en planetas selváticos, desérticos o intensamente urbanizados. Edwards (y Jason Aaron aquí) nos dice «¡Eh! ¡Hay todo un universo ahí fuera!«. A partir de ahí ya es la pericia de cada director y guionista la que decide si el producto final es bueno. Rogue One es buena porque explica muchas cosas que siempre quisimos saber del Episodio IV de la saga original a través de unos personajes bien construidos y con el suficiente carisma como para echarse la película a sus propias espaldas cuando es menester. Star Wars #21 es genial porque en ella Aaron nos ofrece la visión del conflicto desde el visor de un soldado imperial (algo que Kieron Gillen lleva otros veintiún números haciendo desde la serie de Darth Vader).

 

Star Wars #21

Star Wars #21

 

Los Rebeldes, desde la experiencia del narrador, buscan el caos en un sistema que le ha salvado de la lucha por la supervivencia. El Imperio, con sus claroscuros, significa para muchos de sus habitantes un orden (impuesto, tal vez, pero orden y al fin y al cabo) preferible al desastre de los últimos años de la República. Y, lo recuerdo OTRA vez más, es una galaxia muy grande: muchas cosas pasaron desapercibidas al antiguo Parlamento y fueron utilizadas en favor de los insurgentes que crearían en última instancia el Imperio. Esa es otra cosa que tienen en común la colección de Aaron y el filme de Edwards: ambas nos muestran la cara menos amable de los Rebeldes, aquella que oculta sus más vergonzantes secretos. Por eso tanto la película como esta colección son creaciones imprescindibles para el buen amante del universo Star Wars y sus historias paralelas.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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