¿Tenía que ser él?

¿Tenía que ser él?: Papá y su yerno

La convencional temática sobre padres orgullosos de sus hijas lidiando con novios se ha tratado en diferentes producciones de Hollywood. El anterior fue el Jack Byrnes de Robert de Niro en Los padres de ella. Antes ya pasaron Steve Martin o Spencer Tracy. El último actor en unirse al club es Bryan Cranston, que en la comedia Tenía que ser él se enfrenta a un atrevido James Franco.

 

Bryan Cranston y James Franco

 

Ned (Cranston) es un hombre mundano con un pequeño negocio familiar, que en una visita a California a su hija conocerá a su nuevo novio, Laird (Franco), un millonario diseñador de videojuegos. El efusivo chico está ansioso por caer bien y se centrará en ganarse la confianza de su familia política mientras estos se hospedan en su mansión. El combate está servido: el joven despojado de cualquier tipo de filtro, consumidor de comida ecológica y aficionado al parkour evasivo, frente al americano medio de suburbio, hogareño y que se quedó en Kiss.

 

Franco y Cranston tienen más química como yerno y suegro que muchas parejas de enamorados de la gran pantalla. Se palpa la fluidez y el feeling entre ambos. Durante sus 110 minutos, la película gira en torno a ellos dos; apenas habla del resto de los personajes. Los dos actores salen ganadores. Es un justo y evidente empate, como queda claro en el final con moralina. La preciada moneda de cambio es Zoey Deutch. Vista en Todos queremos algo, regresa en su siguiente película al campus, pero ya en la época actual y con un novio 2.0.

 

Los gags son al uso de estas comedias y con poca originalidad. Predecible, que se dice. El resultado, gracias en parte a esos dos pesos pesados encabezando el cartel, es simpático. El humor es el resultado de la suma de El padre de la novia y SuperfumadosJohn Hamburg dirige la historia creada por él junto a Jonah Hill e Ian Helfer. No hay que olvidar que Ben Stiller ha sido uno de los productores. Con todos los grandes nombres que se encuentran en los títulos de crédito, la historia podía haber dado algo más de juego: apenas una escena de Cranston lidiando con las innovaciones de esa casa, plato de gusto para los amantes de la comedia de los Farrelli, alguna que otra pelea de Franco y algún detalle más. El resto de secundarios, diseñados a brochazos, ayudarán a llevar este combate a buen puerto.

 

Una vez visionada, da la sensación de que algo falta algo más, pese a sus casi dos horas de duración. Pero ¿Tenía que ser él? no es pretenciosa ni pretende serlo. Jugando con temas típicos -la familia, el amor, el respeto a lo desconocido y aprender a renovarse- y con alguna que otra sorpresa, esta comedia puede tomarse como un renovado cuento de navidad.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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