El segundo día se despierta con Jafar Panahi. El iraní se enfrenta a las censuras establecidas en su país y ofrece una comedia fresca dentro de un sistema restrictivo. Ahora su desafío se hace en un peculiar paseo en su Taxi, donde se recluye y recoge a una ristra de personajes a cada cual más pintoresco y provocador que el anterior. Desde un malherido acompañado de su plañidera esposa, un traficante de cine americano, o su sobrina la cinéfila. Una carrera por la ciudad con mucho que decir y más dejarse escuchar.
La competición seguía con el alemán Werner Herzog y Nicole Kidman como protagonista. El alemán ha convertido a la australiana en Queen of the desert, Es una cinta densa, con James Franco poco creíble, Kidman demasiado estricta, muy en la línea de Grace de Mónaco, en un personaje que no hace suyo. Lo mismo sucede con Robert Pattinson en la piel de Lawrence de Arabia. El actor lo intenta, pero queda más en parodia dada su presentacion (Si Peter O’Toole levantase la cabeza); como con Winston Churchill en ese inicio más cercano a la mofa que a la adaptación. La película habla de Gertrude Bell, escritora y viajera británica que fue figura clave en determinar las fronteras en Oriente Medio. Herzog opta por limitarse a lo académico, demasiado clásica, y sus excesos en la banda sonora la dejan pomposa. Muy rígida, como su protagonista.
A mitad de la joranda llegaba uno de esos diamantes en bruto. Una obra discreta que brilla con luz propia. Un relato sincero que dirige Andrew Haigh, el cual habla de un matrimonio sexagenario en los días previos a celebrar sus 45 años de casados por todo lo alto. Ellos son Tom Courtenay y Charlotte Rampling, el todo terreno de la película que con sinceridad y modestia aplastante ofrece tanta fuerza que es digna de llevarse el Oso a Mejor Actriz. La película recoge a este matrimonio a lo largo de una semana: siete días para resumir toda una vida de pareja y sacar las auténticas verdades. Y todo bajo las canciones de amor más puras de The Turtles o The Platters. Tras verla, el espectador se lleva la desazón consigo. Gran propuesta.
Panorama presentaba más piezas como 600 millas, del mexicano Gabriel Ripstein, donde Tim Roth se presta a un papel que le pide –y no como el Rainiero de Grace–. Una producción apoyada por Michel Franco y que para ser un trabajo novel sale aprobando con notable y ahondando de forma desesperada en el Tráfico de armas. Violencia bien aplicada, en su justa medida.
Y el día acababa con otro proyecto latinoamericano, El incendio: otro título perteneciente al género que está dando tan buenos resultados «romance de pareja joven a punto de acabar en cenizas» (Véase 10.000 km, véase Blue Valentine, …). Juan Schnitman hacía su premiere mundial con esta pareja que pinta casi en las últimas, donde al público le traspasa el mal rollo que hay en la pantalla, donde la pasión se confunde con ira, y donde él y ella, están al borde de explosionar.
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