Una de las cosas buenas que tiene el hecho de que este año la Muestra Syfy se reparta entre las tres salas del Palacio de la Prensa es que se han podido organizar visionados paralelos como los de La Chica Satélite y el Chico Vaca, el capítulo musical de Buffy o la reposición de Dentro del Laberinto. Otra es que se ha podido crear una sala para la ‘mandanga‘ y otra ‘free of mandanga‘ (Leticia Dolera dixit) en tanto a que en una (la Sala 1, la grande y repleta de monos aulladores) se toleran y respetan los comentarios, aplausos ocasionales y recochineo general en según qué cintas mientras que las otras quedan reservadas para el respetable público que ha venido a ver sus pelis, que también hay de esos.
Centrándonos en la programación del sábado, hemos comenzado con una nueva edición del Syfy Kids (el domingo habrá otra, pero nos perdonaréis si descansamos y nos perdemos por ello Nicky la Aprendiz de Bruja) para continuar con un día algo más entregado al cine fantástico, aunque también haya habido huecos para el cine coreano (un género en sí mismo), el western y, cómo no, los zombies.
El Niño y el Mundo (Alê Abreu, 2013)
De nuevo abre la sesión del sábado una de las últimas nominadas al Oscar a la Mejor Película de Animación. Recientemente estrenada en nuestros cines, El Niño y el Mundo cabe ser vista desde dos perspectivas bien diferentes. Los niños (público mayoritario a las doce de la mañana en la plaza de Callao) han disfrutado de un festival de color y música que, aunque al final se ha hecho un pelín largo en sus 80 minutos, los ha mantenido bastante entretenidos. Los mayores, por el contrario, hemos presenciado un cuento bastante amargo acerca de lo que significa hacerse mayor en el Brasil actual. El Niño y el Mundo no duda en criticar la manera en la que la corrupción, el capitalismo desenfrenado y las corporaciones extranjeras están destruyendo el otrora pacífico y feliz país del Amazonas. Todo ello con el formato de una película cuasi muda en la que las voces de los adultos son un auténtico galimatías intraducible: porque a veces no importa tanto lo que se dice como el qué se quiere expresar.
The Piper (Kim Kwang-tae, 2015)
Después del parón para comer, el coreano Kwang-tae nos mete de lleno en una retorcida reimaginación del Flautista de Hamelín. Las verdades ocultas y los engaños son la nota definitoria de la comunidad que precisa la ayuda de un flautista que además resulta ser un prodigio del bricolaje y la medicina natural. Un partidazo, vamos. La película avanza sin pena ni gloria hasta que llega el punto de ruptura con el cuento original, y es ahí donde el director y el público se desatan en ese festival del exceso que tanto gusta del cine asiático.
Listening (Khalil Sullins, 2014)
Hemos tenido que esperar hasta el ecuador de la Muestra para encontrarnos con la primera propuesta «intelectual» del año. Un debutante, Sullins, pretende hablar, metafóricamente, de los peligros de las redes sociales y nuestro impulso de compartirlo todo. ¿Cómo? A través de la historia de dos estudiantes de Caltech que descubren la tecnología para compartir los pensamientos de forma telepática. Esto deriva en un debate sobre libertad y seguridad con unos malos muy malos y un héroe que defiende su postura a base de eslóganes. Buenas intenciones e ideas, pero las conclusiones son demasiado simplistas.
The Mind’s Eye (Joe Begos, 2015)
Tras Listening tocaba una versión mucho más ida de madre de esa misma historia, pero sin biomecánica de por medio. Poderes telequinéticos y gente con la ambición suficiente como para matar por hacerse con ellos firman las bases de este pequeño filme que, sin embargo, por su desmesura y la sobreactuación del villano (John Speredakos en uno de sus papeles estelares) se ha convertido en el equivalente del tercer día de la maravilla festivalera que fue el viernes The Green Inferno. The Mind’s Eye es mala con avvaricia, pero con ese cutrerío que sólo puede triunfar en la Muestra.
Bone Tomahawk (S. Craig Zahler, 2015)
Uno de los platos fuertes de la Muestra y, sin duda, la película más esperada del sábado. Con un plantel de ‘semilujo’ que encabeza un mucho más que correcto Kurt Russel y en el que también podemos ver a Patrick Wilson (Insidious), Matthew Fox (Perdidos) o a un memorable Richard Jenkins, Bone Tomahawk es un western bastante pasable cuyo único y gran defecto consiste en un alargamiento innecesario del metraje a base de minutos y minutos malgastados en el viaje a marchas forzadas de los cuatro protagonistas en pos de unos ciudadanos secuestrados por una tribu de indios americanos y caníbales. Zahler se ha llevado por este trabajo el Premio de la Crítica y el del Mejor Dirección en el pasado Festival de Sitges, pero, aunque la película es buena y recomendamos su visionado, la verdad es que se nos antoja un tanto sobrevalorada.
Generation Z (Steve Barker, 2015)
Para cerrar el día ¿qué mejor que un poco de casquería? Ya en la madrugada del domingo, la Muestra ha cerrado la programación del tercer día con una cinta de terror con zombies al uso en la que la novedad es que partimos de una humanidad diezmada por los muertos vivientes, sí, pero vencedora y, fiel a su naturaleza estúpida, dispuesta a volver a cometer de nuevo los mismos errores… Pero esta vez en las Islas Canarias, que molan más (aunque sólo sea para rodar y disfrutar de la playa).
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