«Espero que no sean gente ruidosa, somos un pueblo muy tranquilo«
He de confesar que no soy muy amigo de los crowfundings. Por lo general me parece una herramienta un tanto tramposa de la que es complicado sacar beneficio si no se hace una inversión previa y, si el problema es precisamente la falta de líquido, pues resultan un tanto inoperantes. Ahora bien, si uno dispone del suficiente capital como para lanzar la campaña y publicitarla (o hacerla viral) o si su nombre es lo suficientemente importante de antemano como para tener a un buen número de personas detrás dispuestas a prestar su apoyo es muy posible que el mecanismo de estas plataformas funcione y que, incluso, llegue a cubrir con creces el presupuesto originalmente pretendido (y si no preguntadle a los de Veronica Mars o a los juegos de mesa de The Oatmeal). Incluso, en raras ocasiones y si la propuesta es realmente atractiva, el crowfunding puede dotar de notoriedad al o a los creadores y ésta se puede encargar de todo el resto.
No estoy muy seguro de dónde se puede encuadrar Murderville dentro de los anteriores casos, aunque el nombre del gran Vicente Cifuentes (Batman/Superman, Batgirl) en su portada me da algunas pistas, pero sinceramente me alegro de que el mecanismo haya funcionado en esta ocasión y el cómic haya podido ver la luz porque así hemos podido disfrutar de una historia llamativa e interesante en la que uno de los mejores dibujantes del panorama nacional ha podido (de nuevo tras Señales) sorprendernos con su faceta como guionista.
«Este pueblo podía inspirar a más de uno para rodar una peli de miedo«
Murderville nos cuenta la historia de una pareja que huye al campo en busca de la paz necesaria para liberarse del estrés de la gran ciudad que está enfermándolos y minando su relación. Su escapada les lleva al abandonado pueblo que da nombre al tomo y allí descubrirán, de la peor de las maneras, que décadas atrás la villa fue testigo de unos actos abominables que siguen a día de hoy persiguiendo a sus escasos habitantes.
El planteamiento y el desarrollo de la trama me recuerdan mucho a clásicos videojueguiles tales como Silent Hill o el más reciente Alan Wake, pero el uso por parte de Cifuentes de una bruja (uno de los villanos más olvidados del terror actual) le aporta un toque de originalidad muy interesante al conjunto y el hecho de que se parta de dar por buenas muchas de las pesadillas infantiles que todos hemos compartido ayuda a que hagamos nuestra la historia (a lo que también ayuda, al menos en mi caso, el carácter de los protagonistas, tan cercanos en algunos momentos a mi situación personal que casi me ha dado miedo).
«Mi padre siempre me decía cuando era pequeño, que de la vida recibiría lo que esperase de ella«
Del dibujo de Cifuentes poco puedo decir que no se haya dicho ya. Se nota cuando uno se mete en un proyecto por voluntad propia e interés por el resultado por el nivel de cariño vertido en la obra y por el cuidado por los detalles que desprende cada viñeta de las cerca de setenta páginas del álbum. Tanto los diseños como el color de la obra son de máxima calidad artística, lo cual uno se espera siempre en un autor de esta talla, pero es que los más nimios detalles se han cuidado al detalle para hacer que nuestra experiencia sea más intensa y grata. Chapeau!
La edición que nos llega por parte de Aleta (que por 15 eurillos queda bastante ajustada) contiene casi tantos extras como páginas de cómic, incluyendo ilustraciones como la que precede a estas líneas de otros artistas tales como Juanjo Ryp (RoboCop, Black Summer), Mikel Janín (Liga de la Justicia Oscura) o Rafa Sandoval (Ultimate X-Men, Catwoman), fases del proceso creativo explicadas por el propio Cifuentes o, cómo no, una página dedicada a reconocer la aportación de todos y cada uno de los mecenas de este trabajo.
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