«Tenía que recuperarla, a cualquier precio«
¿Quién dijo que las segundas partes no eran buenas? Vicente Cifuentes nos sorprendió a todos hará tres años con un proyecto personal (financiado por crowfunding) de un cómic que enlazaba con muchos de los clichés del cine de terror actual y que funcionó realmente bien. Y lo hizo porque Murderville no sólo estaba muy bien dibujado, sino porque uno podía sentir la atmósfera opresiva de ese pueblo imaginario de siniestra historia donde sus protagonistas se perdían.
Pues bien. Cifuentes no ha estado ocioso desde entonces. Aparte de sus múltiples proyectos para el mainstream norteamericano, el albaceteño ha vuelto a confiar en la plataforma Verkami para que la continuación de su historia de 2015 pueda ver la luz (y de nuevo de la mano de Aleta). Otra vez, la respuesta de los lectores ha sido estupenda y gracias a ello podemos disfrutar de un volumen que continua allí donde lo dejó el anterior y que, de algún modo, cierra la historia a la vez que nos vende un final lo suficientemente abierto como para volver a él en un futuro. Como en toda buena historia de terror americana.
«Esa niña y Valeria se parecen mucho… Mi Valeria…«
De nuevo, la sensación inicial que tengo (y oye, que ésta se puede bien deber a lo enganchado que estoy a ellos) es la de haber caído en alguno de los nuevos juegos de terror psicológico que abundan en la red. Concretamente, y vete a saber por qué (quizás por parte del apartado visual aunque no solamente), he estado pensando mientras lo leía en el interesantísimo Layers of Fear, mitad juego y mitad película multimedia. Murderville 2, sin necesitar del mando ni del 3D, nos somete a la misma ansiedad y a la necesidad de saber por qué, que es la misma pregunta que mueve a los personajes de Cifuentes. Personajes, por otra parte, que cargan con sus propias sombras y que, al enfrentarse a una oscuridad mucho mayor, son capaces de observarlas en la distancia y relativizarlas como se merecen.
Murderville 2 vuelve al escenario del primer cómic para expandir su historia, explicarla y darle un final digno. Vicente Cifuentes vuelve a crear una obra que se lee del tirón y con gusto y, gracias al hecho de que la gente apadrina los buenos proyectos con gusto, el libro resultante nos llega acompañado de una galería de extras tales como páginas eliminadas y algunas láminas y reinterpretaciones por otros dibujantes que son una auténtica pasada. Yo de vosotros aprovechaba y me hacía con los dos volúmenes ahora. Son el remedio perfecto para lograr que un escalofrío nos recorra el espinazo en plenas vacaciones de verano.
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