«Tiene que haber océanos nuevos en alguna parte«
Relevancia. Impacto. Intensidad. Interés. Conceptos esenciales para una serie que pretenda erigirse como la principal de una editorial y que, hasta hace bien poco, la Liga de la Justicia no ofrecía ni por asomo. Bien es cierto que Bryan Hitch lanzó una historia muy interesante en su JLA y que su promesa de algo más grande le valió el salto a la cabecera principal. Pero su lentitud (la serie de JLA se terminó con su sucesora ya empezada y gracias a la ayuda de diversos artistas) y la proximidad de eventos como Noches Oscuras: Metal impidieron que el guionista y dibujante cristalizara una etapa memorable. Lo más que consiguió (y no es poco) fue devolverle a la Liga la confianza y la camaradería entre sus miembros. Sin embargo, el cierre de la serie, a manos de Priest, fue un auténtico desastre y sólo el crossover Sin Justicia maquilló una temporada verdaderamente anodina.
La llegada, hace tres números, de Scott Snyder a la colección volvió a ilusionarnos. Los maravillosos años que nos ha dejado en la cabecera mensual de Batman, así como en miniseries como Batman Eterno o All-Star Batman, nos han hecho salivar con antelación. Ya en los tres primeros números de esta nueva Liga de la Justicia que publica ECC nos ha ido dejando perlas de su buen hacer, pero es en los que tenemos ahora la oportunidad de reseñar y en el crossover con Aquaman que contienen donde realmente vemos hasta qué punto el guionista cumple con los conceptos de los que os hablaba al principio de este texto.
«¿Queda algo de mi reino o has dejado que lo destruyan entero?«
Desde la primera entrega, Snyder se ha empeñado en contar una historia que le va a llevar mucho más tiempo del que esperábamos. Lo que comenzó como una secuela directa de Sin Justicia, con el Muro de la Fuente y ese fragmento suyo que se ha desprendido, se ha consolidado como una gran historia en la que todos los grandes héroes de la editorial juegan un importante papel y que no es sino el preludio de una batalla mucho más importante que las que vamos a estar leyendo en los próximos meses: una por evitar la muerte misma del universo. Lo más importante es que, considerando el crossover del propio Snyder con James Tynion IV y compañía como un prólogo a esta etapa y tirando de las sinergias generadas por Hitch, la historia ha comenzado de golpe y porrazo, sin prolegómenos ni aventurillas preliminares. Así, llevamos seis meses de auténtica locura y ahora, cuando llegamos al noveno número de la colección, el panorama es radicalmente distinto a como nos lo encontramos al comenzar allá por diciembre del año pasado.
Los dos primeros números con los que nos encontramos en esta ocasión sirven para cerrar la primera trama de la serie y para darnos un breve (apenas perceptible) respiro antes de que comience el primer gran crossover (si no contamos a Sin Justicia como tal) que coordina el autor desde su desembarco en la cabecera. Tierra Sumergida, escrita y publicada en Estados Unidos para hacerla coincidir con la película de Aquaman y aprovecharse del momento de fama del personaje, sigue explorando en las energías que Lex Luthor trata de liberar en su búsqueda de la Totalidad y en su renuncia definitiva al camino de los héroes que comenzara a recorrer desde el fin de Maldad Eterna. Tras encontrar la horma del zapato de Flash (con la Fuerza de la Quietud) y Green Lantern (con el espectro Ultravioleta) le toca el turno al ex-gobernante de Atlantis de enfrentarse a la energía vinculada a su historia y a la de su pueblo. El resultado es un arco argumental que lleva a la Tierra a una situación de crisis excepcional y que reivindica como pocas veces se ha hecho a uno de los héroes deceítas que más humor ha ocasionado en el pasado y el que más, hasta ahora, ha triunfado en su paso por las salas de cine.
«Mi obra convirtió a seres ilusionados en villanos impenitentes«
Snyder, apoyándose en las series que participan en el crossover (Aquaman, Titanes y Liga de la Justicia), cuenta una historia que, salvando las distancias, no se aleja demasiado de lo que se plantea en el filme protagonizado por Jason Momoa. Tierra Sumergida consiste en la búsqueda de Arthur Curry de aquello que le define más allá de su ascendencia mestiza y sus poderes marinos. Trata de separar al héroe del marino y hacer que ambas mitades puedan reconciliarse en una futura etapa de su propia colección que va a guionizar Kelly Sue DeConnick. Trata de darle a DC las herramientas para que el personaje pueda vivir su propio Renacimiento tras la intentona que han supuesto los escarceos de Atlantis con el mundo de la superficie. Pero también trata de seguir avanzando en una trama, la de la Totalidad, que cada vez es más interesante y en la que la Legión de la Condena se ha constituido como la evolución lógica y maravillosa de las asociaciones de villanos que antiguamente poblaban con tanta facilidad los cómics de cualquiera de las editoriales norteamericanas.
El único pero que le pongo a todo lo que queda aquí reseñado es la idea de la editorial española de recopilar absolutamente todo lo que suene a Tierra Sumergida bajo la cabecera de la Liga de la Justicia. Si bien se puede entender que lo hagan con Aquaman (nunca ha sido de las series más vendidas en nuestro país y damos por sentado que sus seguidores querrán leerse todo el evento, se publique bajo la cabecera que se publique), no pasa lo mismo con Titanes. Su aventura es completamente accesoria, sólo conecta con el evento en un capítulo y parece tener más repercusión para la colección que escribe Dan Abnett que para esta historia en sí. Peor aún, doy gracias a haber leído antes de Liga de la Justicia los números de estos últimos meses de Batman y Héroes en Crisis, porque los spoilers hacia ambas series son más que evidentes.
Pero es una mancha muy pequeña frente a lo fantabulosa que está resultando la etapa de Snyder al frente de la cabecera de los más grandes héroes de DC. No sé qué clase de magia opera en la cabeza del guionista, pero él solo ha sido capaz de llevar a la Liga de la Justicia a una verdaderamente nueva era.
Deja un comentario: