Dragonball Evolution: Despierta el Goku que hay en ti

Lo he conseguido. Han tenido que pasar diez años de entrenamiento y duras sesiones de preparación mental, pero por fin he logrado ver Dragonball Evolution. Y ahora no puedo dejar de pensar en ella. Es una jodida obra maestra. Un culmen de la mierda de tal calibre que se merecía un puesto de honor en esta sección. Es, quizás, la película que necesitaba para graduarme como maestro del cine inclasificable. He logrado subir el nivel de mi ki hasta el punto en el que ya soy capaz de ver zurullos de todos los calibres sin desarrollar enfermedades raras por ello. Gracias 20th Century Fox. Gracias James Wong. Gracias la madre que os parió. Estoy llorando de felicidad. O de terror. No estoy seguro.

 

Dragonball Evolution (ni tan siquiera escribieron bien el nombre de la serie en la que se inspira) llegó a los cines de todo el mundo en 2009 como una venganza tardía de los Estados Unidos sobre Japón por Pearl Harbor. Los americanos no sabían qué más podían hacerles a los japoneses después de peinarles con raya a base de bombas atómicas y, por fin, descubrieron con qué podían hacerles daño de verdad. Y vaya que si lo consiguieron. Esta película es una patada en la entrepierna de todos y cada uno de los habitantes del país del sol naciente. Y un manera de decirle al mundo: «¡Eh! Somos los Estados Unidos, los pu&os amos del mundo. Vamos a acabar con vuestras ganas de vivir«.

 

Dragonball Evolution

Goku, en una mítica escena en la que se aguanta un pedo

 

Pero vayamos por partes. ¿De qué va esta… cosa? Bueno, pues la sinopsis honesta que se me ocurre tras degustarla viene a decir que Goku, un pobre desgraciado sin muchas luces al que su abuelo adoptivo no ha enseñado a socializar, se va de fiesta mientras que uno de los malos de los Power Rangers le destroza la casa mientras busca unas bolas de petanca luminosas con las que pretende pedir un deseo indeterminado a un dragón Shenron de saldo. Ya que ha perdido su casa, Goku se une a Lara CroBulma y la acompaña en la búsqueda del resto de bolas. Y es que alguien le dice que él es la única esperanza para la humanidad, porque es capaz de lanzar pedos con las manos, y eso parece ser que no le gusta demasiado al villano. Lo que sigue son dos días y medio de viaje en los que nuestro protagonista aprenderá a encender velas con sus pedos teledirigidos (incapaces de hacer daño a Bulma Croft, pero muy eficaces con el resto del mundo) y descubrirá… nada, no descubrirá una p&%a mierda sobre su pasado. Para eso iban a estar las siguientes dos películas proyectadas y, por desgracia, jamás rodadas.

 

Y es que Dragonball Evolution logró un doble combo. No sólo es una adaptación deplorable de la obra original (probablemente peor que la maravillosa Super Mario Bros.), sino que no es buena ni como película en sí. He de confesar que durante su visionado las carcajadas de nuestro grupo eran tan fuertes que puede que me perdiera parte del argumento, pero lo cierto es que es tan lamentable que daba exactamente igual. Costó casi 30 millones de dólares perpetrar este espanto (imagino que la mitad de este dinero se habrá ido en psicólogos e indemnizaciones a los afectados por su visionado) y se recaudaron apenas nueve. Supongo que los guiones de la segunda y la tercera parte los guardará Trump en alguna cámara secreta por si alguna vez a Japón se le ocurre levantarle la voz al emperador del mundo occidental.

 

Dragonball Evolution

Piccolo. Un villano super-poderoso al que le duele horrores sacarse sangre

 

¿Qué más puedo contaros? Veamos, están las zamburguesas del dragón, los Kame Hame Ha desfibriladores, los paseos en Yamcha-car, el castillo-de-cartón-piedra-que-generan-las-jodidas-bolas-del-dragón-porque-sí… ¿Qué os parece si, por los viejos tiempos de esta sección, os describo a los principales protagonistas de este atentado al mundo del manganime?

 

  • Goku: Ya os lo he descrito. Es joven. Es lentito. Lanza pedos con las manos. Y los lanza más fuertes cuanto más cachondo se pone. Será cosa de los saiyajins.
  • Chichi: Compañera de clase de Goku (because fuck yeah). Le van los tipos jóvenes, lentitos y que lanzan pedos con las manos. Ella es así y hay que respetarla.
  • Bulma: Niña rica que lanza Transformers a sus enemigos. Viaja con el grupo porque nadie le roba a un Croft y vive para contarlo.
  • Mutenroshi: Viejo maestro del arte de lanzar pedos con las manos. Es un pervertido, pero no tanto como en los cómics, no vayamos a ofender (más) a alguien.
  • Yamcha: Un tipo que pasaba por ahí. Tiene coche y eso le hace indispensable para la trama.
  • Black-Mutenroshi: Un tipo que hace vasijas.
  • Piccolo: Busca las bolas del dragón para resucitar a Rita Repulsa y acabar con Zordon y sus guerreros rangers.
  • Mai: He tenido que buscar su nombre en Google. Eso es lo que importa Mai para la trama.

 

Dragonball Evolution

Goku y Piccolo en la escena de la batalla de bailes de salón

 

Uno debe enfrentarse a películas como ésta bien drogado con la mente abierta. Puede que no haya rastro de Dragon Ball en los ochenta y cinco minutos que dura, pero hace que nuestra miserable vida parezca mejor en comparación. Pocas cosas en este mundo van a lograr un efecto parecido.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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