Dos historias entrecruzadas. La una es real y habla del proceso de creación. La otra deriva de la primera y pone en tela de juicio las relaciones y las historias de amor. Pablo (Ernesto Alterio) es un guionista y escritor al que le encargan escribir una comedia romántica. De su imaginación nacen Víctor (Quim Gutiérrez), Marina (Marta Etura), y la relación entre ambos. Sus primeros pasos, los primeros besos, citas… una historia de amor. Pero claro, sus idas y venidas se verán alteradas por los estados de ánimo de su creador, que no pasa por el momento más pletórico de su vida.
Alejo Flah no arriesga ni inventa nada nuevo en su película; él se mantiene en unas formas ya vistas y deambula entre saltos entre la realidad y ficción, la primera en Buenos aires, a segunda en el centro de Madrid.
Una crítica a las comedias establecidas que tanto nos atiborraron a dulzor extrafuerte y casi adictivo, y que hicieron crearnos ciertas perspectivas sobre las relaciones de pareja. La primera en alterar la realidad fue Cuando Harry encontró a Sally, y es una de las principales fuentes de inspiración. Su reflexión acerca de la relaciones es interesante al ahondar en las situaciones que el destino, la otra persona u otros grandes fuerzas del universo que nos atañen nos sitúan en cada momento y nos hacen ver a la pareja como algo cambiante, la queramos o no, con sus dificultades, sus adversidades.
Ha contado con actores que ya ha visto cómo trabajan en anteriores proyectos, como Alterio y Etura, que participaron en la serie Vientos de agua, en la que Flah era coguionista. Además Quim y Etura bien pueden ser una de las parejas consagradas del celuloide español: hace un par de años coincidieron en Los últimos días, y hace otros nueve fueron los desconocidos protas de esa sorpresa llamada AzulOscuroCasiNegro. Es fácil que la química fluya. Y como secundarios, les acompañan Bárbara Santa-Cruz y ese roba escenas llamado Carlos Areces que aporta las dos o tres frases de humor fresco a la película.
La hora y media se disfruta y reflexiona. No viene adulterada con los gags de las súper producciones, es un trabajo pequeño pero delicado. Tender puentes trasatlánticos para coproducir es una gran opción para la industria. El andamiaje ha sido el correcto y por eso la obra resultante luce bien. No es una mega construcción, pero la fachada y las vigas se han colocado con acierto.
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