Polina

Polina: El dolor y el arte

Polina«La danza es un arte. No se aprende«

 

Bastien Vivès es uno de los autores de la escena BD francobelga de los que más se ha hablado a lo largo de la última década. La estética de sus trabajos, su gusto por hacer intuir antes que mostrar, sus silencios… han servido de acicate para una nueva generación de artistas que están mostrando un cómic centrado en las sensaciones por encima de los argumentos o las historias (ahora mismo me viene a la cabeza En Silencio, de Audrey Spiry, precisamente inspirado en El Gusto del Cloro, del propio Vivès).

 

Con Polina (que ahora llega a su tercera edición de la mano de Diábolo Ediciones), el autor plasmó todo un repertorio de sentimientos y momentos críticos en la vida de una bailarina rusa que busca comprender el por qué de su arte y su lugar en el mismo. De su obra, de 2010, se ha estrenado en Francia una película que a no mucho tardar llegará a nuestras pantallas y que dirige Angelin Preljocaj con la participación estelar de Juliette Binoche (también podéis ver ya un tráiler en internet del filme, aunque parece separarse un tanto de la trama original).

 

«Me importa una mierda Mikhail Laptar«

 

Vivès recoge a Polina en su tierna infancia y desde ese momento prácticamente no la dejamos de ver bailar. El autor la acompaña desde sus titubeantes comienzos hasta su iluminación final a través de sus momentos de duda y crisis. Nos enseña las difíciles decisiones a las que se debe enfrentar la bailarina para encontrar su lugar en este mundo y todas la oportunidades y personas que ha de dejar en su camino en pos de ver cumplidos sus sueños y ambiciones. Me recuerda de algún modo al Cisne Negro de Aronofsky, pero en esta ocasión, en lugar de centrarse en la enfermiza búsqueda de la perfección, el autor parte del dolor de este arte para reivindicarlo y revalorizarlo ante nosotros en una época en la que los musicales y los movimientos llamativos y coloristas copan las pantallas y la danza clásica nos parece algo anclado en el ayer y en ciertos sectores de la sociedad más acomodada.

 

Polina

Polina

 

Merece la pena leer este cómic antes de dejarse caer por una sala de cine para comprender que no estamos frente a una historia con finales felices o tristes, sino ante un relato humano de realidad en el que la danza es el principal beneficiado. Resulta difícil no salir de la lectura de la Polina de Vivès sin unas ganas locas de sentarse en la butaca de algún teatro o sala da danza a contemplar los cuerpos que hacen que parezca que la gravedad no les afecta y que los huesos son meras indicaciones de postura más que una rígida estructura para el ser humano.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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