Gratísima sorpresa la que nos deparan Cameron Stewart, Brenden Fletcher y Babs Tarr en la nueva etapa de Batgirl. La hija del comisario Gordon se ha mudado en busca de un cambio de aires que le permita dejar atrás la tragedia que la lleva atormentando los últimos años. Stewart se ha propuesto que Bárbara pueda empezar de cero y disfrute más de la vida universitaria, forzando un cambio radical en el tono de la colección que hasta ahora le estaba imprimiendo Gail Simone.

Se entra en la historia con mucha facilidad. La excusa del cambio de domicilio (y ambiente) sirve como punto de arranque ideal para que nuevos lectores entren en la vida de Bárbara Gordon. Este primer tomo nos aproxima a su nuevo status quo y, aunque haya muchas cosas que se den por sabidas, los hitos màs importantes en la vida previa de Bargirl quedan bien expuestos. De forma que, además de fortalecer la coherencia del personaje, refuerza el interés en recuperar etapas anteriores. Si no fuera porque Stewart ha respetado la continuidad de la chica murciélago, podríamos estar hablando perfectamente de un reboot de la colección. Por no faltar, no falta ni una nueva vestimenta para la heroína.

En esa coherencia de la que hablaba, y a fin de no renunciar por completo al halo dramático que lleva acompañando al personaje las últimas décadas, tiene mucha responsabilidad el enemigo elegido para la ocasión. Una elección tan inesperada como acertada, que permite profundizar mucho en el carácter de nuestra heroína, así como poner de manifiesto algunos de los dilemas y peligros de la sociedad actual, esclavizada por las redes sociales.

Una realidad, la de las redes sociales, que se integra muy bien en la obra, tanto a nivel narrativo como visual. Y es que sirven tanto para sustituir a los clásicos cuadros de texto donde se indican lugares y tiempos, como para aportar información extra a la que nos dan las viñetas en sí, dando una mayor riqueza a la caracterización de los personajes protagonistas. A este respecto, los tweets, estados de facebook, mensajes de whatsapp, etc., que van salpicando las viñetas sustituyen también a ese narrador que suele ocupar también los citados cuadros de texto. Hija de su generación, esta nueva Batgirl explota cuanto puede la narración visual.

El uso de las redes sociales, sin embargo, no se limita únicamente a aspectos estéticos o formales, y presentan una importante función dentro del propio argumento. Sorteando el terreno del spoiler, su desarrollo apunta al terreno del ciberpunk, aunque sin entrar de lleno en él para no desvirtuar la esencia del personaje. Sin resultar excesivamente novedosas (de hechoen la Casa de las Ideas también han jugado estos últimos años con ideas similares), estas pequeñas dosis de ciencia ficción casan de maravilla con la trama detectivesca propia del personaje.

DC Comics sigue demostrando que, más allá de esas cabeceras principales que no hacen honor a su status, tiene series frescas e inteligentes, con mucho que ofrecer. Batgirl es una de ellas.