«Pero no estaba seguro de lo que debía hacer en ausencia de su señor«
Curiosa colección la que se ha sacado de la manga ECC con una de las etapas más sombrías de la ya de por sí oscura Gotham. Nunca del todo editada en España, Tierra de Nadie supuso un excepcional lienzo en blanco para un buen número de autores, que pasearon a sus personajes por las desoladas calles de la ciudad destruida por un terremoto (este mes nos llega Batman: Cataclismo para poder entender de dónde viene todo esto) y encontraron en estos paseos el vehículo perfecto para profundizar en sus personajes o en las historias del universo DC de los años 90.
Si en el primer volumen asistíamos al regreso del Caballero Oscuro a su ciudad y su lucha por volver a ser relevante en medio de un juego de tronos que le ha olvidado y que ya no quiere su regreso, en esta ocasión ECC nos plantea un volumen que avanza a un ritmo algo más lento a cambio de mostrar con más lujo de detalles algunos de los aspectos que quedaron sin tratar en el número anterior y los nuevos roles de cada uno de los personajes clásicos de la franquicia en este nuevo escenario. Así, Azrael logra encontrar su sitio en la Bat-familia (al menos de momento), vemos en qué ha estado ocupado el Joker, los avances y retrocesos de Dos Caras y el Pingüino…
«Yo ejecutaré una danza feliz para ti«
También somos testigos en este número a la llegada, por fin, de las ‘injerencias’ externas. Superman se deja caer en la devastada Gotham para dar la oportunidad a Kelley Puckett de mostrar los límites en el poder del Hombre de Acero en medio de una ciudad gobernada por el miedo. Es éste un capítulo de los que más me han llamado la atención porque, como cualquier hijo de vecino, he visto mil veces ciudades humanas ser destruidas y reconstruidas de nuevo una y otra vez (Marvel llegó a tener unas serie propia sobre el equipo de Control de Daños, que se encargaba de ir reparando los campos de batalla de los héroes y los villanos cada vez que terminaban por enfrentarse). Entonces, ¿qué es lo que pasa con Gotham? Podría pensarse que es algo así como cuando el Superman Cyborg arrasó Coast City y sus gentes (diezmadas tras la matanza) no tuvieron ánimos como para vivir en el cementerio en que se había convertido su ciudad. No fue hasta el Renacimiento de Hal Jordan que se comenzó a reconstruir esa ciudad en serio.
No es así en esta ocasión. A Gotham es el propio gobierno de los Estados Unidos quien le da la espalda. Quizás con la esperanza puesta en su reconstrucción una vez se calmaran las cosas, tal vez para «hacer un gigantesco aparcamiento» (como pudimos leer en los labios de un soldado en el primer tomo). En cualquier caso, la ineficacia en la evacuación deja en este caso a unos cuantos millares de personas de toda clase y posición (aunque con una cierta prevalencia de desfavorecidos) encerrados en una gigantesca escombrera en la que una lata de judías o un paquete de cerillas comienzan a valer más de lo que muchos valorarían a sus propias vidas. La entrada de Superman viene a significar que la decisión de aislar a Gotham no ha sido unánime y también que nadie sabe muy bien qué ha de hacerse con la urbe desquiciada e infernal en la que se ha convertido al verse separada del resto del país.
«… y pagan con sangre cada manzana que ocupan«
También hacen acto de presencia en esta entrega los componentes de Young Justice. Y… (buf, me cuesta escribir sobre los dos capítulos dedicados a este grupo…) Sintetizando, en la aventura que protagonizan Impulso, Superboy y Robin vemos condensado algo de lo peor que tuvieron los años de la última década del siglo XX en lo que al mundo de los cómics se refiere. El Superboy macarra, el velocista payaso y un Robin más preocupado por las broncas de su mentor que por su misión nos recuerdan las toneladas de caspa que se vertieron sobre los cómics de los noventa, del mismo modo de como lo vimos en el cine y la televisión de una época entrañable, pero con bastante poco coco.
Más allá de todo ello, Batman: Tierra de Nadie #2 es una colección de fábulas de pérdida y superación contadas desde las profundidades de un infierno demasiado familiar. Estas Navidades no estaría de más hacerse con los tres volúmenes de esta colección (el tercero lo tendréis en enero) para poder echarle un vistazo a una Gotham que os costará mucho reconocer, pero que es la misma de siempre bajo la capa de desesperación con que DC la pintó durante todo un año editorial.
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