«Estoy pensando que esto no ha sido brutalidad policial«
Tenía muchas ganas de leer este cómic, más que de ver la adaptación de Netflix la verdad (cada vez me dan más pereza las adaptaciones, me estaré haciendo mayor), así que he esperado a tener un día festivo, me he tumbado cuan largo soy en el sofá y me he dispuesto a… no entender nada de nada durante las casi doscientas páginas por las que discurre esta auténtica ida de olla. ECC nos trae ahora, con motivo del estreno del serial, un cómic que originalmente vio la luz en 2015 y que, por la razón que sea, no se atrevieron entonces a publicar en España (quizás esperaban a que saliera la edición con comentarios del escritor) y que ahora ya nunca podréis tener firmado por su guionista, pues éste falleció en 2021. Una historia con una premisa la mar de interesante que poco a poco se va enfangando hasta convertirse en un galimatías indigerible.
Tenemos cuatro momentos en la historia y cuatro cadáveres idénticos que son encontrados por otros tantos investigadores. Hasta ahí todo bien. Viajamos a través del Londres victoriano de Jack el Destripador (con todas las referencias al From Hell de Alan Moore que os podáis imaginar), de ahí saltamos a la misma ciudad, pero bajo los bombardeos alemanes durante la II Guerra Mundial, de ahí volamos al presente y a los movimientos xenofascistas que tan de moda están hoy en día (ya he leído algún comentario de lectores ofendidos porque este cómic les haga referencia) para terminar en un cada vez más cercano año 2050 en el que la humanidad se ha terminado de ir al garete por causas que nos serán reveladas a lo largo de esta obra. Para cada uno de estos momentos Si Spencer trabajó con un artista diferente (Dean Ormston, Phil Winslade, Meghan Hetrick y Tula Lotay respectivamente) y lo cierto es que el dibujo (salvo en contadas ocasiones) cumple con tranquilidad sus objetivos de hacernos cambiar el chip y de mostrar que la trama ha vuelto a lo que leímos un par de entregas atrás, pero hace un poco más complicado entender alguno de los juegos que (sospecho) pretendía utilizar el autor
«Eres más afeminado que un desfile de mariposas«
El problema viene cuando, conforme uno avanza en la trama, ésta va teniendo menos y menos sentido. ¿Hay respuesta a preguntas? Sí, pero no a las cruciales. ¿Hay un desenlace para los personajes? Es posible, pero tampoco nos importa demasiado. Cadáveres se va convirtiendo poco a poco en un texto pretencioso que va a encantar a quienes gusten de fardar de habérselo leído (pero no les pidas que te lo expliquen) y que queda de lujo en nuestras estanterías gracias a una edición de ECC muy bonita con una portada que no tiene absolutamente nada que ver con lo que vamos a encontrarnos dentro de este cómic en cartoné.
Me da algo de rabia. Porque lo cierto es que es interesante la manera en que vivimos los saltos de época, los personajes de cada historia están bien construidos y me resultan interesantes y el mensaje global de esta novela gráfica me resulta atractivo, pero lo absurdo de su resolución, lo incoherente de alguno de sus argumentos y, sobre todo, el as de la manga que se saca el autor para poder resolver el mayor misterio de todos hacen de este cómic poco menos que infumable en sus últimos capítulos y (a mí al menos) me deja con la sensación de haber sido engañado por un burdo truco de prestidigitador. Esperaba muchísimo de este tebeo y me he encontrado con algo difícil de defender.
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