¿Una nueva versión de Alicia en el País de las Maravillas y A través del espejo o una historia del Caballero Oscuro concebida bajo los efectos de las drogas? Ni una cosa ni la otra. O un poco de ambas. Bruce Jones y Sam Kieth interpretan las aventuras de la Alicia de Lewis Carroll con Batman como protagonista. Y por más extraño que resulte la idea no es del todo descabellada porque ya la mitología del hombre murciélago ha coqueteado con los personajes de la obra de Lewis Carroll, concretamente con la figura del Sombrebrero Loco, en el que se inspira Jervis Tetch, uno de los enemigos clásicos a los que ha hecho frente nuestro héroe.
Sobre antecedentes nos pone el texto introductorio de este volumen, que nos habla de la génesis y apariciones de este siniestro villano. Pero no nos llevemos a engaños, A través del espejo no es un relato que gire en torno a una lucha entre Batman y el Sombrerero. Lo importante es el recorrido que hace el murciélago a través de este peculiar país de las maravillas y como los elementos del cuento se entremezclan con Gotham para crear un misterio a la altura del mayor de los detectives que parte del asesinato de un destacado político local.
No es cuestión de revelar como se fusionan Gotham con el País de las Maravillas, pero lo cierto es que la mezcolanza funciona y es utilizada con gran tino por el guionista Bruce Jones, que se sirve de ella para sembrar la duda sobre lo que es real y lo que no, tal como hacía Carroll en el cuento de Alicia. Lo que tiene sus peligros y en algún momento puntual el salto de una viñeta a otra puede resultar confuso.
Cualquier amante de los relatos de Carroll (no olvidemos que las aventuras de Alicia eran dos) echará en falta la sutileza en el discurso. El tono siniestro de la historia y los personajes es muy acertado, así como el cariz alucinógeno de gran parte de la misma (casi hasta su acto final), pero carece de sutilezas. Es todo demasiado evidente y las interpretaciones se limitan muchísimo. Aún así, es una muy digna aproximación. Pero claro, Disney puso el listón altísimo.
A través del espejo hay que leerlo con la mente muy abierta, dejando libre la imaginación. En caso contrario nos sentiremos igual que Alfred y Robin, testigos atónitos de los acontecimientos. Los imposibles no existen, y en este volumen menos aún. Para arrojar un poco de luz sobre la situación (o para sembrar más confusión) Batman se acompaña de Celia, un «amor» infantil que hace las veces de Alicia, porque ¿qué es un País de las Maravillas sin su Alicia? La pequeña hace de guía al Cruzado Enmascarado en esta aventura, enseñándole las reglas del lugar y enfatizando el carácter detectivesco de la historia aportando pequeñas y enigmáticas pistas para resolver el crímen que los ha llevado a ese extraño lugar.
«Es imposible, Celia» / «Supongo que sí. ¡Pero ya sabes lo que dicen acerca de seis cosas imposibles antes del desayuno!«
Lo que hace especial a este tomo son los dibujos de Sam Kieth, de trazo caricaturesco y casi demencial. Son sus ilustraciones las que potencian el guión de Jones y les imprimen ese carácter único porque con un dibujo más convencional esta historia no tendría ni la mitad de fuerza que tiene. El arte de Kieth es el que genera en gran medida la sensación de alucinación que rodea al cómic y esconde posibles carencias del texto. Para mal (o para bien de Kieth) en algunos pasajes incluso, desvía por completo la atención de la trama y nos obliga a quedarnos solo con sus ilustraciones. Esta falta de atención en la acción propicia parte de la confusión de la que hablábamos tres párrafos más arriba. No se logra un equilibrio perfecto entre dibujo y guión, lo que en determinados momentos va en contra de la propia obra. Y es que pocas veces alguien se verá con la libertad creativa de Kieth y Jones para abordar una aventura de Batman. Ambos la han exprimido lo máximo que han creído. Con sus puntos positivos y negativos.
Sin embargo, si hay algo que reprocharle a A través del espejo (más bien a ECC, responsable de su publicación) es lo endeble de la edición. Formato rústico (de tapa blanda) que hay que tratar con sumo cuidado para salvaguardar la integridad de un tebeo que merece más de una lectura. Y al respecto una sugerencia: leedlo junto a las dos historias de Lewis Carroll (Alicia en el País de las Maravillas y A través del espejo) o si sois perezosos, con la versión animada de 1951 (que aúna los dos cuentos). No os defraudará.
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