ECC Ediciones en su línea de Grandes Autores no solo recupera algunas de las etapas más potentes y más notorias de los máximos estandartes de DC Comics, sino que de cuando en cuando tienen a bien recoger algunas rarezas o curiosidades elaboradas por algunos de los artistas más importantes de la industria. En Fantasmas ECC recopila una de estas curiosidades, que de la mano de Sam Kieth como artista completo profundiza en la faceta más lírica y melancólica del Caballero Oscuro.
Personajes forjados por profundas tragedias personales y abocados a la fatalidad ,pero luchadores, deseosos de amar y de recuperar esa inocencia perdida; protectores heridos, robustos pero terriblemente frágiles; mundos oníricos como espacio de revelaciones…. Fantasmas es puro The Maxx, en fondo y forma. Incluso los roles de Callie y Batman son equiparables a los de Julie y Maxx del cómic que fuera publicado durante los años 90. En esta historia (publicada originalmente como un arco de cuatro entregas en la cabecera Batman Confidential) Kieth reinterpreta las claves que son comunes a su trayectoria y en especial a su obra más destacada, pero sin el alma de aquella, no deja de ser un reflejo de la misma.
Fantasmas no transmite como debería, no logramos encariñarnos con Callie (una fémina sobre el papel interesantísima, en la misma onda que las protagonistas que tan bien sabe crear el autor) y el lirismo de Kieth nos resulta superfluo. La eterna reiteración en el significado de la muerte de los padres de Bruce Wayne y ciertas elipsis mal ejecutadas con pérdida de información e inicio de secuencias en medio de la acción tienen buena culpa de ello. El artista norteamericano no quiere arriesgar en esta historia, tomando ideas y tratamientos que le han funcionado en otras ocasiones. Sí consigue, sin embargo, y gracias a que el personaje casa bien con ciertos tonos y atmósferas, cargar la narración de un fuerte aroma melancólico. A los protagonistas se les ve cansados de llevar sus pesadas cargas. Y así, mientras lidian con sus espíritus quebrados intentan resolver el misterioso caso que les concierne. Sam Kieth aboga por la introspección de sus personajes como respuesta para hacer frente a la amenaza de turno.
Si bien la historia, como argumentaba, no termina de destacar, donde sí que sobresale Fantasmas es en el apartado gráfico. Alejado por completo de los cánones que marcan Marvel y DC Comics, Kieth imprime su personalísimo estilo al Cruzado Enmascarado, potenciando su fragilidad sin perder su poderosa presencia. Por la variedad de tonos que pueden abarcar los relatos protagonizados por Batman: desde el terror más oscuro al thriller de acción, pasando por los cuentos oníricos o el drama intróspectivo, es un personaje muy agradecido a la experimentación visual y a que artistas de diferente índole se acerquen desde sus propias personalidades.
Batman: Fantasmas es un interesante acercamiento al Caballero Oscuro para aquellos que no conozcan el arte de Sam Kieth. No tanto para quienes ya conozcan al autor norteamericano, que solo encontrarán un «más de lo mismo» de otras obras suyas.
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