Green Arrow

Green Arrow. Triple Amenaza: Nice try

Green Arrow: Triple Amenaza«Ignoraste por completo nuestro correo de admiradoras«

 

CW (y en España Syfy) ha vuelyo a llevarse el gato al agua gracias a un héroe de DC reconvertido a estrella de su propia serie de televisión. Arrow tiene los ingredientes perfectos para triunfar: un protagonista con gancho entre las féminas, un cierto toque a lo Caballero Oscuro de los Nolan y un uso medido de los cameos y apariciones estelares de otros héroes y villanos del universo DC para contentar a los más frikis.

 

Con todo esto en mente, y cediendo a las peticiones de los lectores españoles, ECC ha traído a España las aventuras del arquero de Star City en un honroso intento de aprovechar el tirón de la serie. ¿Por qué no lo habían hecho antes? Básicamente porque Oliver Queen nunca había tenido demasiado tirón en nuestro país y porque la desastrosa marcha del cómic en Estados Unidos no hacía presagiar nada bueno. Dos equipos creativos (y un tercero a partir del próximo tomo) han desfilado por las páginas de los cómics protagonizados por el héroe en un intento de rejuvenecer al personaje (adiós perilla) y enganchar a nuevos lectores de entre los adolescentes estadounidenses. No criticaré aquí esta decisión (aunque Marvel tiene entre sus filas a Mr. Fantástico y a Tony Stark y nunca ha tenido problemas con las nuevas generaciones), pero esta segunda juventud no le ha sentado nada bien a un personaje siempre caracterizado por su arrojo y que ahora parece haberlo transformado en simple y pura tontería adolescente.

 

«El individualismo está sobrevalorado«

 

El presente número arranca con tres candidatas a ser la próxima Viuda Negra (hasta el dibujo de Harvey Tolibao es un calco descarado de la heroína encarnada por Scarlett Johansson) valiéndose de las hormonas de Queen para llevarle a una cacería en la que no está muy claro si nuestro protagonista es la presa o el cazador. Esta aventura (sin demasiadas consecuencias) es la que ha aprovechado ECC para dar comienzo a la colección y así, de paso, obviar los primeros seis números de la serie (debieron ser de traca). Una vez superada la historia de las tres gemelas y el lobo feroz (tal cual) Ann Nocenti nos lleva de nuevo a Seattle para que protagonice un capítulo bastante más serio e interesante (sí, en Seattle, Star City ya no existe) en el que se dejan caer algunas perlas bastante más interesantes sobre este personaje que ni tiene los superpoderes de Superman ni la inteligencia de Batman y que, sin embargo, siempre ha parecido una buena baza para la Liga de la Justicia de América.

 

Green Arrow

 

Sin embargo, el buen rumbo no dura más que un capítulo y la tercera historia vuelve a ser un intento fallido de actualizar al personaje por la vía rápida, con referencias al movimiento 15-M que podrían haberse utilizado mil veces mejor habidas cuentas del pasado editorial del personaje, y sin tener en consideración la necesidad de dotar a los caracteres de algo de profundidad antes de lanzarlos al vacío que supone la estantería de una librería especializada. El cuarto movimiento de esta ópera desafinada lleva a Oliver a China para que pueda tocar todos los temas de actualidad posibles (y no cabe duda que la floreciente economía del gigante asiático es uno de ellos) sin llegar a interesar al lector en ningún momento.

 

En general, este tomo se queda en un «nice try» que Nocenti podrá poner en su currículo y que obliga a los editores de DC a tirar de la artillería pesada de cara al próximo número. Dicho con otras palabras, tras siete números (uno más que su antecesor), la guionista le deja paso a Jeff Lemire (en racha desde que colocó a la Liga de la Justicia Oscura en lo más alto) y mi adorado Andrea Sorrentino (Yo, Vampiro) para que, juntos, traten de poner al Arquero Esmeralda en el lugar al que pertenece.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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