«… A partir de aquí sólo podemos ir hacia arriba«
Cada nuevo número de la colección actual de Green Arrow me reafirma en mi opinión de que el personaje está viviendo con Benjamin Percy una nueva edad dorada después de la maravillosa etapa de Jeff Lemire. Allá donde uno nos presentó a un Oliver Queen joven e inexperto comenzando a conocer los muchos secretos de su familia y de su misión como arquero esmeralda el otro juega a traer de vuelta al héroe madurado que trata de crecer en compañía de la gente a la que ama. Si Lemire nos ponía frente a un justiciero solitario pero necesitado del apoyo de sus amigos, Percy nos cuenta la historia de un equipo que se mueve como una única persona cuando hace falta.
Además, si el canadiense supo encontrar en Andrea Sorrentino al aliado perfecto para plasmar su historia en viñetas, al estadounidense le ha pasado lo mismo con el argentino Juan Ferreyra. Entre los dos han logrado dar con una etapa (cuyo último número leemos en el Green Arrow #11 de septiembre) con un estilo propio y con la sensación de que Oliver Queen sale de ella reforzado y listo para asumir su rol en el mundo que le espera tras los importantes acontecimientos de Noches Oscuras: Metal que han cambiado al Multiverso y que, quién sabe, le pueden brindar una nueva oportunidad para jugar con los mayores en alguna de las formaciones de la Liga de la Justicia que se avecinan.
«Os presento a mi familia disfuncional«
En el reducido Green Arrow #10 (sólo contiene tres números de la versión norteamericana) ECC manda a nuestro protagonista con su madre a las profundidades del mar en busca de la fortuna contenida en el barco que los héroes hundieron al principio de esta etapa y éste será, como no podía ser de otra forma, un error más en la larguísima cadena de malas decisiones por los motivos más nobles que toma el héroe enmascarado de esta colección. En cualquier caso, no podemos olvidar que lo que aquí leemos, por profundo que sea, no es más que una introducción a la verdadera batalla a la que se va a enfrentar Ollie y que no es otra que el juicio que, en principio, deberíamos leer en el próximo número.Este carácter introductorio rebaja un punto la tensión de la trama, pero Percy ya está preparado para ello y nos suministra con un par de grandes momentos que nos van a mantener leyendo y que quedan preparados para que Jackson Lanzing y Collin Kelly, los herederos de esta cabecera, recojan las incógnitas que prefieran desarrollar en su próxima etapa (que, dicho sea de paso, pasará a ser trimestral en nuestro país).
Me gustaría cerrar el artículo haciendo una mención especial al papel de las mujeres en la etapa de Percy y Ferreyra. En este número, sin ir más lejos, vemos como la inocencia de Oliver depende del testimonio de Wendy y del trabajo de su abogada defensora, su vida depende del comportamiento heroico de Emi (Red Arrow) y Canario Negro y como gran villana se yergue nada menos que su propia madre. Dice el famoso Test de Bechdel que, como medida evaluadora de la importancia de los personajes femeninos en una obra de ficción debe: haber al menos dos mujeres, que hablen entre sí en algún momento de la trama y que su conversación debe tratar de un tema distinto a un hombre. Los personajes de este cómic, al contrario que otros muchos de la ficción, lo cumplen con creces y (que se sorprendan los retrógrados) el cómic funciona maravillosamente bien. Da gusto saber que hay en el cómic norteamericano todavía quienes son capaces de huir de movimientos absurdos como el Comicsgate y de feminismos de palo que sólo buscan el ‘like‘ fácil. Lo van a tener complicado quienes sucedan a Benjamin Percy para llegar al nivel que ha alcanzado la serie con este autor.
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