«Ahora todos somos hijos de los muertos«
¿Fue acaso un sueño lo que leímos hace unos meses con Simbiosis Necrosis? Pensaba que con el loco, innecesario, frustrante y cortarrollos cruce con la serie de Matanza ya podíamos ir despidiéndonos de la serie de Al Ewing, que la heredaría algún otro autor para rematarla y todo quedaría en un triste ‘lo que pudo ser y no fue’. Sin embargo, nos encontramos ahora con un nuevo cruce, esta vez con el evento vampírico de Jed MacKay, al que el bueno de Al se sube sólo lo justo para rellenar el expediente, porque lo que de verdad importa es ir preparando el camino para el evento culminante de su paso por esta colección: la Guerra de Veneno, para la cual regresará Meridius (yo, de verdad, ya no entiendo nada) y probablemente se reencuentren padre e hijo de los Brock, aunque no en las mejores condiciones.
Entonces, ¿qué hay de Caza Sangrienta en este Veneno #30? Pues dos capítulos que da gustazo leer, sobre todo por el arte del argentino Juan Ferreyra (un fuera de serie siempre, pero especialmente cómodo en el género del terror) y un poco (bastante) menos por una trama que apenas aporta más allá de lo que Ewing es capaz de barrer para casa. Quedémonos con que los vampiros del ilustrador son la caña y las peleas en el cementerio molan bastante para pasar de puntillas por un evento que, si somos sinceros, ni les va ni les viene al bueno de Eddie Brock y al agobiado de su hijo Dylan.
«Las cosas se van a poner muy locas«
Más interesante es lo que sigue a este cruce. Volvemos a encontrarnos con Eddie tras su enfrentamiento con Matanza (no haré más comentarios al respecto) y con un Dylan que cada vez tiene menos claro lo de que quiera ser uno más de los muchos simbiontes del universo Marvel. Mientras, tenemos al bueno de Veneno (el klyntar) arrastrándose moribundo por las calles de Nueva York tras haberse sacrificado por Dylan y haber sido olvidado por todos poco después. Me da un poco de penita el alienígena de petróleo y sólo arregla la papeleta una última escena que asegura algún que otro momento simpático en un futuro no muy lejano.
En fin, por lo general noto que el nivel de esta serie ha bajado no sólo con la salida de Ram V (lo cual ha obligado a Ewing a tomar el mando de las dos tramas), sino con las innecesarias intromisiones de las que os hablé en la anterior reseña (me cuesta no poner aquel manido ‘mes pasado’, pero ahora, con el Back to Basics de Panini, la serie se ha convertido en trimestral y hay que acostumbrarse). Creo que Al Ewing apuntó bastante alto con esta cabecera, pero que no le han dejado desarrollarla como quería. Pienso también que la anunciada Guerra de Veneno va a ser la última oportunidad para que el guionista brille en una colección que se le ha ido haciendo cuesta arriba al mismo tiempo que ha ido aceptando otros encargos para la Casa de las Ideas. Ya hablamos hace poco acerca de aquello de exprimir a la gallina de los huevos de oro. Pues eso.
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