Javier Cámara y Raúl Arévalo: «La vida no es como uno la sueña y está en nosotros decidir abrir la puerta al plan B o no»

Javier Cámara y Raúl Arévalo
Los actores Javier Cámara y Raúl Arévalo nos hablan de su experiencia en Nueva York rodando La vida inesperada.

No son tres, sino cuatro las veces que han coincidido en la gran pantalla. Rebosantes de complicidad, talento y carisma: una pareja perfecta del cine español. Javier Cámara y Raúl Arévalo hacen las Américas de la mano de Elvira Lindo –es la guionista– y con ayuda de Jorge Torregrossa en La vida inesperada, un trabajo que trata las mezclas culturales, la familia, los sueños por cumplir y las sorpresas de la vida te brinda.

Pregunta: Tú, Javier, ¿Hablaste con algún español que las estuviera pasando canutas para labrarse la vida?
Javier Cámara:
No hace falta, ¿no? los conflictos son iguales en todos lados. Este proyecto nació en 2003 con Elvira, y ya fui conociendo los detalles de Juanito desde el inicio. Es un personaje que está pasando por una situación en la que da igual ser cocinero o actor; todos perseguimos sueños. Lo he ido preparando a lo largo de todos estos años de preproducción y he sabido de las vicisitudes que ha pasado por todas las manos. Cuando te pones ese traje de faena tras hacer varias películas, sabes que hay una serie de normas y de cómo hacer las cosas. Uno de los secundarios nos comentó, “Estáis contando mi vida”, y me vino el síndrome del impostor. Yo también me fui de mi pueblo hace veinte años a buscarme la vida a Madrid. Pero Nueva York es otro estado mental. Ahí empezó a entrar Juanito en mí. Eso me puso en los pies en la tierra.

P: ¿Cómo se ve la vida con un Goya? ¿Te sientes ya al mismo nivel que Raúl?
JC:
Yo siempre le decía, “Pero serás cabrón que eres más joven que yo, y ya tienes uno…” Pero la verdad es que bien, está encima del piano en mi casa y mi hermana le ha hecho un gorro; me da cosa hacer un Instagram, ¡Parecerá que no le tengo respeto!

Javier Cámara y Raúl Arévalo

P: Esta película habla de las oportunidades y de las decisiones ¿Vosotros cuando creéis que es hora de tomar el plan B que quizá todos deberíamos tener?
JC:
El plan B viene repentinamente creo yo, un día abres la puerta y está ahí esperándote.

Raúl Arévalo: Hay gente que es muy previsora y más pragmática y siempre tiene un plan B por miedo a quedarse con el culo al aire; lo típico que se dice “yo por si acaso, hago tal carrera o el negocio de mi padre no lo suelto” y otros van a los que le surge, como en el caso del personaje de Javier, pero la verdad es que a uno le llega cuando menos se lo espera.

JC: Hay días que abres la puerta y el plan lo tienes ahí, y en ti está cerrar la puerta, o traspasarla de verdad. Esta película va de eso,… El mundo es de lo valientes, las historias cambian por Abraham Lincoln, o por un señor que va en coche a Almería a conocer a John Lennon, o por un tío que se atreve a buscarse la vida en NY como actor, el sitio más difícil para intentarlo sobre todo si eres actor que no habla inglés. Es más una mezcla de idealismo y de tozudez que los héroes la tienen, dejando a un lado a los tuyos, si eso te persigue demasiado cerca. Tienes que cortar hilos, y el sueño te dice: “Oye que si sigo o no”. Esos son los giros inesperados de la vida.

P: Somos muy críticos cuando viene un cineasta de fuera a retratarnos, ¿Cómo creéis que puede ver el público americano este NY retratado por nuestro punto de vista?
JC:
Es un sitio sido retratado tantas veces; ellos no piensan en el acento que tenemos nosotros, somos nosotros los cohibidos, ellos te dirán “Good, good, fantastic, I don’’t speak spanish bro, it’s such a great accent”

RA: Es un NY retratado por españoles, por eso no creo que vean algo malo. El problema sería quizá si debes hacer de hijo de neoyorkinos, pero esto va de un tío que se ha ido de La Rioja y lleva diez años allí, así que no deja de ser una historia de guionista y director españoles, que cuenta una historia de españoles allí es un punto de vista muy nuestro.

JC: Los americanos están acostumbrados a tener acentos de todos los tipos. Aquí a un actor argentino se le cambia, porque se piensa que sonará mal, pero al fin y al cabo, hay también muchos acentos del castellano, pero allí es creíble porque esto sucede. La mezcla es inmensa y creo que nosotros partimos con más perjuicios. Al fin y al cabo es como una orquesta, se entienden perfectamente aunque los músicos sean de cualquier punta del mundo: conocen la melodía.

P: El final es muy valiente, ¿Cómo pensáis que va a reaccionar el público ante ese desenlace?
JC:
A mí me gusta mucho cómo acaba. Mi personaje se enfrenta a ese dilema de si tomar la decisión, yo creo que el de Raúl es valentísimo. Es un personaje al que juzgarán mucho.

RA: Yo creo que la película no es de moralejas, pero sí de hacerse preguntas, y cada uno lo interpreta según la circunstancia que esté viviendo. Pero es lo maravilloso del cine, que el personaje toma una decisión, y el espectador lo toma como cobarde o no. Yo lo tomo como algo natural lo que hace, pero me han criticado la actitud que toma Jorge, y creo que es porque se han visto reflejados en él, y la sensación que me dan haciéndome esos comentarios de psicólogo barato, es que él o ella tampoco lo haría, pero que les jode que el personaje no lo haga. Es igual que si estás viendo Kill Bill, y ves a Uma Thurman reventando cabezas, y tú obviamente no lo harías, pero te encanta sentarte en la butaca y soltar toda la adrenalina que no sueltas a diario. Aquí pasa lo mismo: te hace unas preguntas y juzgas al personaje, pero creo que dependen de tu vida y de qué momento en el que estés. Seguro que si preguntan a gente de diferentes edades, a unos les movería y a otros no.

JC: Es muy difícil tomar decisiones y la vida te ofrece pocos días para tomarlas. Su personaje descubre que ese sueño que está viviendo en la gran ciudad viene con regalo, no es el sueño ideal, porque todo y todos venimos con una mochila, y ahí te das cuenta de que la vida no es como la has soñado, es como viene y te tocan momentos difíciles. ¡Bienvenido a la vida!

P: La vida inesperada es una comedia muy melancólica, ¿En el guion creéis que manda más la razón o el corazón?
JC:
Elvira se deja llevar exclusivamente por el corazón, luego lo vertebra y escribe muy bien, y sabe dibujarlo con muchos mimbres. Es una mujer de corazonadas y de impulsos. Escribe muy bien la comedia, por eso los momentos cómicos son muy divertidos: nosotros con Carmen Ruiz hicimos mucho el payaso con ciertas escenas, que luego (Torregrossa) nos pedía más seriedad. Pero es una comedia madura, de esperanzas y desesperanzas, de amor, de Nueva York, y sobre tomar decisiones.

Raúl Arévalo, Javier Cámara y Jorge Torregrossa

P: Jorge (Arévalo) llega a Nueva York con una maleta de productos españoles para su primo ¿En la estancia echasteis de menos algo típico español?
RA:
Uy no hubo tiempo para eso ¡Si nos pusimos finos! Esto fue un mes, pero si estuviera fuera un año o dos, echaría de menos el buen jamón, pero no nos dio tiempo para eso…

JC: Vivíamos en un barrio de puta madre. NY es la ciudad donde mejor se come del mundo. Jorge y Elvira se conocen la ciudad perfectamente, y claro, que si íbamos a tal mexicano, que si al otro. Comíamos en el rodaje, pero a cenar y a desayunar, nos pusimos las botas.

P: ¿Cómo ha sido esta experiencia de coincidir de nuevo juntos?
RA:
Han sido cuatro, pero para Javi la primera no existe.

JC: Hubo una que se llama Los abajo firmantes, que fue donde Raúl dijo sus tres primeras frases en el cine y me las dijo a mí. Yo creo que algún día nos cansaremos pero de momento va bien…

RA: Y aparte, que esta vez ha sido NY, hacíamos de primos y casi todas las escenas juntos, y ya teníamos una relación suficiente que traíamos de España; había ya mucho trabajo hecho.

JC: Conseguimos un ambiente viviendo juntos igual al que si te vas de gira teatral, pero ahora en vez de por pueblos, ha sido por Nueva York y estando juntos a todas horas. Hemos hecho de todo, salvo acostarnos juntos,… que podría haber sido perfectamente, por todo lo que pasó por allí.

P: En España hemos sido país de recepción de inmigrantes, se hablaba del tema de su integración. Ahora que nosotros somos los que salimos fuera, se ve un poco la importancia de la mezcla, el encontrarse con españoles fuera, el conocer a gente de todas partes, y eso aquí se percibe…
JC:
A mí la riqueza cultural me fascina. NY es un crisol y un laboratorio por ello. Lo que está pasando con la extrema derecha en Francia me parece terrorífico. Toda la inmigración de estos años en España nos ha enriquecido mucho, y cada vez hay más coproducciones. A mí me encanta trabajar en otros sitios. La cita de “El nacionalismo se cura viajando” es más que cierta. Las típicas frases de “Como en España no se vive o se come en ningún sitio” son para borrarlos. Porque sí que es cierto que el cocido montañés hay que comerlo donde hay que comerlo, pero la pizza también. Hay que derrumbar ciertos estándares turísticos que hemos generado y que hacen un mal bastante grande; así dejaremos de pensar que el que viene de fuera no nos pondrá un cuchillo en la garganta, sino que puede que nos enseñen muchas cosas como hace muchos siglos.

P: ¿Cuál ha sido vuestro mayor miedo o riesgo a la hora de enfrentaros a esta película?
RA:
yo no lo he sentido como un miedo sino como un regalo. Quizá le tema del inglés al principio, pero me sentí arropado por Jorge, Javier, y el profesor que tuve. Fue un reto no tan fuerte como el de Alex González cuando se fue a hacer los X-Men él solo sin saber inglés, con un equipo extranjero y que nadie sabe español. Eso sí que me da miedo.

JC: Sí, a mí me comentaba que no le hablaba nadie: por muy majo o buen actor que seas en España, si no hablas el idioma, lo pasas mal, porque nadie te conoce claro. A mí las aventuras de Banderas y de Penélope me parece de valientes totales.

P: Ya que habéis grabado en la ciudad de Woody Allen, ¿Y qué película de él os hubiera gustado?
RA:
Yo de Woody Allen cualquiera, hasta las que no me gustan, y no solamente él, sino de Scorsese, con todas las que se han hecho allí,… Torregrossa es un erudito de cine y conoce cada rincón de Nueva York y empezaba “Ahí grabaron tal escena de Woody Allen” y ahí Malas calles”, etc. Es inevitable al estar allí y ver referencias cinematográficas todo el tiempo.

JC: Grabando una escena en Brooklyn nos dijo: “Marilyn Monroe vivía allí con Arthur Miller y enfrente vivía Truman Capote” y aquí suena raro porque no vamos por Madrid diciendo “Aquí vivía Emma Cohen con Fernando Fernán Gómez”, pero NY da pie a todo eso, y a que cualquier cinéfilo lo sepa todo sobre ella.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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