Negociador: Cobeaga y el conflicto vasco

Siendo como es Borja Cobeaga un referente para la comedia de este país, no es de extrañar que la noticia de un nuevo largometraje centrado en las negociaciones de paz de mediados de los años dos mil, nos sonara como una gran idea. El director y guionista de nuestras mejores comedias románticas se pasaba al drama. Expectación máxima. Y quizá ese siempre es un mal planteamiento de base: Las expectaciones, en casa, bajo llave.

 
Ramón Barea
 

Negociador tarda en marcar el tono, y en una película de menos de noventa minutos eso puede ser grave. Cuando ya nos encontramos cómodos ha pasado casi media hora. Los gags se suceden sin demasiada fluidez. Nos sorprende la capacidad de observación de la que hace gala el autor, con momentos que sin duda nos acompañarán bien terminado el visionado y aún así, los engranajes no terminan de  estar bien ajustados. La única razón que para ello es quizá, que nos encontramos ante un primer intento de alcanzar ese equilibrio tan fino entre la carcajada y la estupefacción, entre la vergüenza ajena y la risilla complice, entre la consternación y WTF.

 

La película es divertida, no se me mal entienda, y tiene la suficiente profundidad como para entender lo grave del asunto que trata, pero es por ello que no se entiende la necesidad de algunos gags no sirven para hacer avanzar la trama en ninguna dirección y que tal vez únicamente nos hagan sonreír.  Tampoco aportan nada al espectador, los momentos en los que somos testigos con todo detalle, del viaje del protagonista hacia el lugar en el que tiene lugar encuentro, sobretodo cuando son dos veces las que contemplamos el paisaje de esta manera. Echamos en falta algo que haga que esos momentos sean reflexivos, irónicos o  acrecienten la tensión de lo que está por venir.

 

Ramon Barea es el protagonista absoluto de la cinta. La naturalidad con la que este hombre acomete cualquier acción o dialogo consigue que nos lo comamos todo con patatas. El tercer acto de la cinta bien vale el precio de la entrada, cuando al combinado se une Carlos Areces, llegando la cinta a rozar cotas de obra maestra del thriller.

 

Podemos esperar grandes sorpresas de Cobeaga en el futuro. Negociador no es más que un primer paso en la dirección adecuada. Un paso pequeño pero firme.

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