Unicorn Wars: Un curioso viaje de metáforas

La película Unicorn Wars, de Alberto Vázquez, no te puede dejar indiferente. Este film, que empieza con colores muy llamativos, fondos y escenarios tiernos, propios de un largometraje inofensivo y pueril, esconde tras de sí una trama que muestra muchos de los males del mundo actual.

 

Unicorn Wars

 

Tras ese inicio de mundo brilli brilli, la película se dirige -en primer lugar- a la historia de un unicornio que busca desesperadamente a su madre hasta llegar a una vieja construcción abandonada en mitad del bosque repleta de simios oscuros, donde un mal acecha y se lleva todo a su paso. Lo cual tendrá mucho sentido al final de la historia.

 

A partir de ahí aterrizamos en el Campamento corazón, en el que habitan unos osos amorosos convertidos en reclutas que, comandados por el sargento Caricias, son tratados al más puro estilo de Clint Eastwood en El sargento de hierro. Un adiestramiento duro, sin miramientos, con un lenguaje ofensivo y vejatorio por parte de su superior déspota. Sin duda, unas imágenes y frases muy potentes que te meten de lleno en el objetivo de estos peluditos, que no es otro que ir a la guerra contra los unicornios.

 

Unicorn Wars

 

Sí, te lo advierto, al principio te chocará ver a estos dulces animalitos reflejando a una panda de inútiles que no saben ni coger un arma y, además, que se tratan también entre sí como verdaderos humanos cabrones en una base militar; pero poco a poco irás descubriendo la crueldad de estos peluditos y lo que el director quiere reflejar con ello. Alberto Vázquez señala temas como el fanatismo, reflejado en el cura del batallón y su “del libro sagrado de los ositos”; o la Iglesia y determinados mensajes anacrónicos que siguen vigentes en esta sociedad que, lejos de avanzar, parecen estar en retroceso por momentos. Ese aleccionamiento se une al totalitarismo de unos comandantes jefes que ven el mundo arder alrededor desde su poltrona, en el cual los ositos son meras herramientas para su fin personal y mantenimiento del poder. Nada que no nos suene en este mundo globalizado.

 

De estos problemas globales que tenemos como colectividad el director llega también al lado más intimista de una familia disfuncional y cómo se comportan sus miembros ante determinadas situaciones. Dolor, ira y amor, concentrados en escenas que rompen con la parte bélica de la trama.

 

Honor, dolor y mimos

El lema de estos pequeños es «honor, dolor y mimos» para acabar gritando a pleno pulmón la consigna de «¡Unicornio bueno, unicornio muerto!». En estas secuencias veremos los típicos mensajes guerrilleros ridiculizados en su máxima expresión con ositos de peluche. Lo que nos va llevando a una trama en la que los reclutas y su sargento se van desquiciando en su misión.

 

Unicorn Wars

 

Se entremezclan aquí alucinaciones, imágenes sangrientas e incómodas, que te recordarán en cierta manera a los Happy Tree Friends, aquellas criaturas sanguinarias que pasaban de una cálida ternura para brindarnos a continuación una violencia gráfica nunca vista hasta la fecha.

 

El flashback que detiene el tiempo

Lo que quizás le falla al filme es su segundo tramo, que nos mueve del presente al pasado con ciertos flashbacks que ralentizan bastante el ritmo de la primera parte y que se recupera en las escenas finales, el clímax del producto.

 

En conclusión, este mundo ficticio que nos presenta su director es solo un símbolo y metáfora de la realidad actual de nuestra sociedad que te llevará a un curioso viaje, quizás incómodo por tramos, pero muy interesante con la mezcla entre fondo y forma.

 

Los dibujos animados no son solo para niños

El cineasta gallego, que comenzó su éxito con el cómic Psiconautas -convertido en el cortometraje Birdboy, ganador del Goya en 2012-, adaptó aquella historia en largometraje junto a Pedro Rivero (El hoyo), para ofrecernos Psiconautas: Los niños olvidados. Esa historia larga, que cambió en cierta manera el cine de animación en nuestro país, le llevó hasta su segundo Goya en la categoría de mejor película de animación en 2017 para acabar esa misma noche con su tercera estatuilla por su corto Decorado, inspirado en otra de sus obras, Sangre de unicornio. Ahora, con Unicorn Wars, da una nueva vuelta de tuerca con el objetivo de hacernos reflexionar y pensar en los males de nuestra aparente idílica sociedad moderna.

Acerca de Carlos Moreno

Me pego horas pegado al sofá viendo películas y series, disfruto con ese olor a palomitas que desprende un cine y, ya que estamos, quiero aportar un granito de arena con mi humilde visión de la industria. Soy Licenciado en Periodismo y vivo en el paraíso (Canarias), así que no le puedo pedir más a la vida.

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