Digno retorno a las películas clásicas de romanos. Basada en la novela El Águila de la Novena Legión de Rosemary Sutcliff, la cinta narra la aventura del romano Marco Aquila (Channing Tatum) por limpiar el honor y nombre de su padre, Flavio Aquila, comandantede la Novena Legión. Para ello, debe encontrar el Águila, símbolo del Imperio Romano que transportaba su ejercito en las tierras de Britania.
Tras un inicio prometedor al mando de un fortín, Marco sufre una grave herida que le retira de la vida militar. En la villa de su tío (Donald Sutherland) recibe los mejores tratamientos y conoce al esclavo Esca (Jamie Bell). Marco y Esca se embarcan en la ardua tarea de devolver a Roma su Águila perdida.
Kevin Macdonald firma esta propuesta que devuelve el género al lugar donde le pertenece. Tras las ambiciones pretenciosas de productos como 300 (ahora de moda en toda ambientación histórica, como la salvaje serie televisiva Spartacus), el título que aquí nos ocupa prefiere volver a los orígenes a través de un modesto clasicismo.
Resulta sorprendente encontrar un producto de estas características donde no aparecen efectos generados por ordenador. Esto le otorga un mayor realismo a las batallas (la primera media hora es todo un ejemplo de dirección cinematográfica). Así mismo, las peleas de espadas resultan auténticas pues están coreografiadas a la perfección.
Sin embargo, estas ventajas acaban pasando factura al metraje. Al existir poca espectacularidad y escasas escenas de acción, la película cae en una estructura lineal poco arriesgada y algo aburrida.
El reparto es correcto. La legión del Águila podía haber sido un gran vehículo para su protagonista, Channing Tatum pero la sensación final es de que no lo termina de aprovechar.
Esta es la aventura de dos hombres, pertenecientes a estatus sociales diferentes que tienen que ayudarse mutuamente para poder salvarse. Una obra artesanal que a pesar de su apuesta por el revival acaba convertida en una mera anécdota.
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