Estas 7 letras no significan nada pero al mismo tiempo lo significan todo, al menos para las 7 protagonistas principales involucradas en la ópera prima de la joven directora salida de la ESCAC (Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña), Elena Trapé. Dicha palabra aúna a las jóvenes adolescentes que, para diferenciarse del resto, deciden marcarse un objetivo común al mismo tiempo que secreto para el resto de personas que no forman parte del «plan».

«La película está inspirada en un caso real y a partir de allí nosotros plateamos una hipótesis, tenía muy claro que quería hacer una película muy blanca en cuanto a la adolescencia, muy positiva porque creo que sobretodo en la relación entre ellas hay un compromiso y una intensidad que con la edad vamos perdiendo…«.

Teniendo en cuenta estas palabras de la directora, la película (bajo mi punto de vista) se encuentra en el terreno de lo contradictorio porque, aunque no voy a revelar cuál es el fin al que las quinceañeras quieren llegar, sí he de decir que es un tanto impensable que puedan llegar a plantearse algo así o que no surjan conflictos continuos entre ellas cuando se describe a estas chicas como inteligentes, bien educadas, sensibles y conscientes.

Trapé defendió su idea argumentando que «…no quería que hubiese fisuras en el plan, porque precisamente el motor que hace que eso sea inevitable es lo que ellas sienten cuando ya forman el grupo, eso ya las hace invencibles, porque se sienten especiales, porque se sienten queridas, porque se sienten distintas al resto, porque tienen un secreto y en ningún momento se están planteando las consecuencias, el reto era explicar este acto que es tan inconsciente y explicarlo como algo inocente, no como algo inconsciente aunque lo sea también, pero lo es desde la mirada adulta, desde la mirada adolescente es inocente«.

En cuanto a las novedades de la película, destacar la inexperiencia de las actrices, lo cual hace que la cinta goce de mayor frescura y espontaneidad, y el formato de grabación: cámaras instaladas en las habitaciones de las protagonistas que simulan una cámara web. Idea original, sin duda, pero que al mismo tiempo hace que a veces pueda llegar a hacerse un poco monótona, aunque no todas las escenas estén grabadas así.

De Blog hay que aplaudir la originalidad con la que se ha rodado, teniendo en cuenta que siendo ésta una primera obra los recursos son limitados, pero se echa en falta, aparte de cierta coherencia, un guión algo más elaborado, ya que si bien es cierto que gana en naturalidad, al dejar que las protagonistas fuesen ellas mismas las que «escribieran» la historia a veces parece que estamos más ante un video casero poco interesante que frente a una verdadera película.