Entramos en tiempos difíciles en la etapa clásica de La Patrulla-X, con una pérdida de interés por parte de los lectores que llevó a los responsables de la cabecera -con Roy Thomas a la cabeza- a tomar decisiones radicales para recuperar a su público. La más destacada la encontramos en la misma portada elegida por Panini Cómics para presentar este octavo volumen de su Biblioteca Marvel dedicada a los mutantes: la muerte de Charles Xavier.

 

“¡Si esos locos me atacan solo precipitarán su condena!”

 

Con los años golpes de efecto como este no serían tales, sino simples maniobras con fecha de caducidad para azuzar la serie y relanzar las ventas… vale, igual las cosas no han cambiado tanto. La diferencia es que en los ya lejanos años 60 la audiencia aún gozaba de una ingenuidad que les invitaba a pensar que estos movimientos publicitarios tendrían un carácter más permanente del que tienen en la actualidad.

 

Así, un Thomas que seguía viendo la colección como el escenario perfecto para vomitar todos sus deseos infantiles volvía a tirar de monstruos para atemorizar a la Patrulla-X. Aunque a diferencia de la anterior criatura, el guionista se aleja de los clásicos literarios y concibe a un ser llamado el Subhumano. El poco inspirado nombre ya nos indica cómo se desarrollará esta aventura en dos partes que dará fin a la vida del Profesor-X.

 

Un final ciertamente anticlimático que, sin embargo, creo el entorno ideal para el retorno de Magneto en una aventura que evolucionaría hasta concluir en todo un cruce con los Vengadores… aunque no con todos sus titulares. Sea como fuere, el plan era subir el listón acudiendo a enemigos de enjundia y apoyándose en series con mejor salud por aquel entonces.

 

La excusa del cruce la podéis imaginar, pues Mercurio y Bruja Escarlata por aquel entonces ya iban de la Hermandad de Mutantes Diabólicos a los Vengadores con relativa facilidad. Este punto es interesante porque aunque en esta historia vuelven a alinearse del lado de Magneto, no le siguen a ciegas, sino que tienen sus propias motivaciones, con Pietro llevando la voz cantante. Wanda aún está lejos de enseñarnos el inmenso potencial que tiene. El cruce, además, que ocupaba The X-Men #45 y The Avengers #53, también hemos podido verlo en el décimo volumen de la Biblioteca Marvel dedicada a los héroes más poderosos de la Tierra, así que si seguís una u otra colección no os quedaréis sin saber de él.

 

Y mientras el deceso de Xavier termina desembocando en el crossover con Vengadores, en paralelo continuamos conociendo los orígenes de los primerizos X-Men, con el desenlace de la aventura de Cíclope (y la explicación de cómo funcionan sus poderes) y el inicio de la correspondiente al Hombre de hielo. Relatos complementarios que no pasan de una entrañable curiosidad, pero poco más.