Tercera entrega de la Biblioteca Marvel dedicada a La Patrulla-X de Jack Kirby y Stan Lee que publica Panini Cómics. Como en los anteriores volúmenes, en estas páginas somos testigos del nacimiento de algunos de los personajes y amenazas que serán recurrentes a lo largo de las décadas. Los hay, como Cain Marko, que ganarán en matices y complejidad con los años, aunque sin llegar nunca a salir del segundo plano; y los hay como los centinelas que marcarán una y otra vez el destino de los mutantes. Tenemos entre manos un interesante tercer volumen que, con sus luces y sombras, marcará el camino de la franquicia a muy largo plazo.

«Lo que siempre he temido, ¡una caza de brujas mutante!«

Las cosas como son, el relato dedicado a Juggernaut es -a ojos contemporáneos- poco menos que insufrible. Dos números (los dos que abren el tomo) centrados en ver cómo «nada puede detener al Juggernaut» en eternas secuencias de peleas con los diferentes adolescentes-X salpicadas con pequeños flashbacks que explican el origen del villano y del de su hermano, el Profesor X. Tiene esa calidad histórica de presentar a un personaje clásico y de dar contexto a una de las figuras definitorias de la franquicia, pero poco más. Destacar también algo que apuntamos recientemente en el texto dedicado a Génesis mortal y que aquí, en los primeros años de vida de la colección, ya se veía: el carácter retorcido de Xavier con alumnos y aliados, a quienes no tiene reparos en utilizar y luego borrarles la mente.

El segundo de los relatos incluido en el tomo es el dedicado a Bolivar Trask y sus temibles centinelas. El odiados y temidos tiene aquí su verdadero punto de origen, como bien apunta Xavier en las primeras páginas de este arco. Lo que hasta entonces había sido solo el miedo a una posibilidad, ahora se convierte en una cruda realidad motivada por el fanatismo y la intolerancia. Y aunque las formas hayan quedado anticuadas, el mensaje de los autores es meridiano y es, prácticamente 60 años después, más actual que nunca. Es terrible pensar lo poco que hemos aprendido como sociedad en algunas cosas.

La trama de este arco se resume en el arquetipo de la creación que se vuelve contra su creador. Cegado por el fanatismo anti-mutante, Bolivar Trask crea a los centinelas para proteger a la humanidad y estos entienden que para proteger a la humanidad lo más práctico es esclavizarla. Y aunque estos centinelas no sean los mismos que hemos visto en tiempos recientes (ni en poder ni en tamaño), ya dan muestras de su potencial destructor. Sin duda, un relato mucho más interesante y entretenido que el que le precede, sobre todo por su capacidad de contar algo más al lector al margen de la propia aventura.

El libro tiene guardada además una sorpresa final con el regreso de un viejo conocido y deja uno de esos cliffhangers para el recuerdo.