Panini Cómics recupera la miniserie con la que Ed Brubaker tomo el testigo de los Peter Milligan y Chris Claremont en la franquicia mutante y que supuso todo un terremoto para los personajes implicados. En un arriesgado ejercicio de retrocontinuidad (pues tocaba uno de los hitos fundacionales de la franquicia), el guionista (junto a Trevor Hairsine) oscureció aún más el horizonte de una Patrulla-X aún lamiéndose las heridas tras el fatídico Día M.
«Esto es lo que querías. Encontré su debilidad»
Génesis Mortal habla del origen de la Patrulla-X. Pero no la encabezada por Jean Grey o Scott Summers. Y tampoco la que reunió en sus filas a personajes como Lobezno o Tormenta. Génesis Mortal habla de la Patrulla-X que hubo entre medias y que Charles Xavier se preocupó en enterrar… pero ya se sabe lo que pasa con los secretos, nunca están escondidos por mucho tiempo. ¿Pero quiénes formaron parte de esa efímera Patrulla-X? ¿Y por qué nunca se supo más de ella? Estas son las principales preguntas a las que Brubaker da respuesta en un relato marcado por la ira y los remordimientos.
Los remordimientos, como podéis imaginar, son los de un Profesor-X que no pasa por su mejor momento y que es en historias como esta en las que revela un naturaleza gris y pragmática. Por eso casa tan bien con Magneto. Los dos se entienden y comparten objetivos, con la diferencia de que el amo del magnetismo (casi) siempre va de cara. Sus intenciones y métodos son directos. Los del Profesor, como hemos visto durante los últimos años en la etapa krakoana, son retorcidos y sibilinos. Pero es Erik Lehnsherr quien siempre ha sido considerado un villano. Xavier solo comete errores, por más que sus manos también estén manchadas de sangre. ¿La diferencia? Magneto no duda en combatir al homo sapiens, mientras que el Profesor X está dispuesto a sacrificar a sus alumnos y aliados.
Pero Génesis Mortal tiene otra variable de nombre Vulcano. El menor de los Summers hace su debut en estas páginas y, como no podía ser de otra manera, cuenta con una historia trágica y sufrida hasta decir basta. Suya es la ira que vertebra la atmósfera del relato. Manipulado y traicionado, la búsqueda de sangre es su único consuelo. Brubaker no concibe un villano al uso, sino alguien trastornado por los años vividos en el olvido. Sí, es la amenaza principal de la historia, pero el malo, como ya hemos apuntado, no es otro que Xavier.
Hay una historia, la del rescate de la Patrulla-X original de las garras de Krakoa, y tres relatos diferentes. La verdad (y la mentira) dependen siempre del punto de vista.
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