Este séptimo volumen la la Biblioteca Marvel que Panini Cómics está dedicando a la Patrulla-X tiene el honor de presentar dos de los trajes más icónicos de los -aún en estos tiempos- jóvenes pupilos de Charles Xavier. Hablamos de los uniformes de Jean Grey y Cíclope, como bien lucen en la portada de este volumen. Pero no solo de estética vive el homo superior, y en las páginas de este tomo vemos el modo en que Roy Thomas convierte al monstruo de Frankenstein en algo más que un simple personaje de ficción, da cuenta de los orígenes de la Patrulla-X y, más destacado, descubre la toda la verdad en torno a la misteriosa organización llamada Factor Tres.

 

«¡Eso es intrascendente para ti, Cíclope!»

 

Factor Tres ha sido una presencia constante desde las páginas Biblioteca Marvel: La Patrulla-X #5, aunque no siempre tuviera un protagonismo destacado. A lo largo de más de una decena de capítulos Thomas ha ido haciendo menciones aquí y allá a esta malvada organización secreta, pero también la ha enfrentado directamente a nuestros chicos de formas muy variadas (ya fuera dando la excusa para que Spiderman se pasara por la colección o para presentar a personajes que tendrán largo recorrido en la franquicia como Banshee).

 

Narrativamente, el interés de Factor Tres está en que daba a su guionista la posibilidad de tejer una historia de fondo, aún cuando muchas de las aventuras tuvieran un carácter episódico. La presencia de Factor Tres daba cierta continuidad y evolución al argumento general, aunque fuera de manera bastante simple. Aún aquí al autor se le sigue notando algo coartado a la hora de exponer y desarrollar sus ideas. Con todo, sí se aprecian sus intentos por darle personalidad a las aventuras y plasmar en ellas su gusto por los modos pulp de la época.

 

 

Ya no solo por el carácter aún más fantásticos de sus relatos, incluyendo invasores o visitantes alienígenas o poderosos androides, sino por la misma concepción de Factor Tres, que se descubre como una organización que nada tiene que envidiar a la SPECTRE contra la que durante tantos años combatió James Bond y que bien podría haber nació en una novela de súper espías y no en un cómic de superhéroes. Por no faltar no faltan ni la amenaza soviética ni el peligro de un apocalipsis nuclear. Hay un ánimo evidente del guionista por la hipérbole de las amenazas y por jugar junto a sus lectores mezclando conceptos y tonos.

 

El otro apartado de interés de estas aventuras está en el interés de Thomas en narrar cuáles fueron los pasos del Profesor X para dar forma a su Patrulla-X. Presentados como relatos de complemento que acompañan a la historia sobre Factor Tres, estos flashbacks, si bien se hacen algo más pesados, tienen la cualidad de mostrar de manera mucho más explícita que en los números de Jack Kirby y Stan Lee la idea de que los mutantes son odiados y temidos. No son solo palabras vacías, sino que vemos cómo responden ciudadanos anónimos, las fuerzas del orden e incluso los propios mutantes cuando los poderes de estos estallan sin control.