No nos cansamos de decirlo, pero la Biblioteca Marvel de Panini Cómics es todo un viaje por la historia del cómic de superhéroes. Y de todas las cabeceras quizá la de Los 4 Fantásticos sea la más importante, pues de sus páginas germinarían muchos de los conceptos y personajes que darían forma al Universo Marvel que conocemos hoy día. Para muestra nada mejor que este noveno volumen en el que se nos presenta a los inhumanos.
«¡Sea lo que sea, no puedo creerlo!«
En su condición de exploradores, Los 4 Fantásticos son unos personajes y una colección muy propicia para dar cobijo a creaciones de toda índole: ya sean razas alienígenas (como los skrull), especies evolucionadas en paralelo a la raza humana (quienes ahora nos ocupan, los inhumanos) e, incluso, entidades cósmicas de inconmensurable poder (de las que ya hablaremos en un futuro cercano). De ahí que prácticamente todo tenga cabida. Con los imaginautas no hay nada imposible.
Pero antes de dar la bienvenida a los inhumanos con Medusa y Rayo Negro a la cabeza, Reed y Sue tenían una cuestión de suma importancia a resolver: su boda. Sí, venimos de varios capítulos en los que ya veíamos algunos de los preparativos de la misma y el noviazgo de la pareja venía tiempo desarollándose. Casi como si estuviera narrada en tiempo real, la colección encaminaba a sus protagonistas al paso tradicional, que tendría lugar en el tercer Annual de la serie, el segundo de los capítulos aquí recogidos.
Así, pasamos del cierre del argumento de Los 4 Terribles que ocupó buena parte del tomo anterior a una fiesta nupcial que congregó a un sinfín de invitados entre aliados y villanos. Porque, como era de esperar, no hay boda que se precie sin su buena ración de mamporros entre súper héroes y sus principales enemigos. Al margen de la gracia que supone la situación, suponía una de esas pruebas definitivas que demostraban lo interconectado que estaba ya todo el universo Marvel por aquel entonces, viendo desfilar por sus páginas a personajes tan dispares como Nick Furia o Spiderman. Aventura estrafalaria como pocas, pero sumamente divertida si sabemos contextualizar sus modos y el momento de su creación.
Lo mismo se aplica a la gran trama que se desarrolla en los siguientes números con una nueva aparición del Hombre Dragón y, ahora sí, Rayo Negro y compañía. Aquí es interesante el artículo previo de Sergio Aguirre, que relata los entresijos editoriales del nacimiento de estos personajes y pone en valor el punto de suerte y casualidad que muchas veces tienen los grandes hallazgos comiqueros.
La aventura, que cerrará su trama en el siguiente volumen, presenta a unos personajes que sin ser enemigos, tampoco son precisamente aliados. También es cierto que tienen preocupaciones más importantes que las de saciar la curiosidad de Reed respecto a sus orígenes o forma de vida. En este sentido, ni Kirby ni Lee están muy interesados en profundizar más de lo imprescindible (sabemos que Rayo Negro es el rey legítimo de los inhumanos, que su especie evolucionó antes y de otra forma que la humana, pero poco más) para el desarrollo del conflicto.
Eso sí, las bases para que de cara al futuro fueran secundarios más o menos habituales en la cabecera ya se asentaron en esta primera aparición.
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